«En Moialde todo está relacionado coa música»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Gilberto, María, Antonio y Manoli, delante de la casa familiar en la que ensayaban los músicos en los años cuarenta
Gilberto, María, Antonio y Manoli, delante de la casa familiar en la que ensayaban los músicos en los años cuarenta MIGUEL VILLAR

Una pequeña aldea de Vilardevós, donde viven una docena de personas, llegó a tener su propia banda desde los años treinta

26 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Moialde es una aldea de Vilardevós, que se encuentra a escasos cuatro kilómetros en línea recta de Portugal. Es un pueblo pequeñito, en el que viven una docena de vecinos, entre montañas y valle. Moialde es una aldea muy parecida a todas las de la zona, en la que las casas están muy juntas buscando el calor, tan necesario en los meses de invierno, que se hace largo en este punto de la provincia, donde las temperaturas bajan de cero. En ella los apellidos, gallegos y portugueses, se mezclan en casi todas las familias. Pero hay algo que también se repite en la mayoría de hogares, en todos ellos hay un artista, si es que no hay varios. Precisamente eso es lo que hace especial a Moialde, que es tierra de músicos, una cuna del sonido entre la naturaleza del interior de Ourense. 

Los inicios de la banda de Moialde, allá por los años treinta
Los inicios de la banda de Moialde, allá por los años treinta

Dicen quienes se criaron en este lugar que todo surgió de forma espontánea. Fue allá por los años treinta. Lo recuerda María Peña Rodríguez, vecina de 91 años, hermana de uno de los músicos pioneros de Moialde. «O primeiro día que foron tocar, nacín eu. Aquí todo está relacionado coa música», afirma. José Peña tocaba el bombo junto al gaiteiro Francisco Prado. «Todo era de xeito humilde. De feito, como non tiñan cartos para compran unha gaita, matáronlle unha cordeira ao pai de Francisco e dixéronlle que a matara unha cabra, para sacarlle a pel e facer o fol. Así empezou a música en Moialde», explica Antonio Sotelo, sobrino de María y del fallecido José Peña. Por edad, ni él ni su hermano Gilberto vivieron los inicios de la música en su pueblo, pero han escuchado cientos de veces a sus abuelos, a sus padres y a sus tíos contarles historias relacionadas. Los han oído y los han visto. Han bailado lo que cantaban e interpretaban y hasta han tenido que aprender ellos mismos. Antonio toca la gaita y el bombo. «Estudamos música cos nosos tíos. Pero eu non salín a tempo, a verdade é que penso que non se me da ben. É o que máis me pesa na vida», dice Antonio. Su mujer, Manoli Barreira, también de Moialde, sale al paso rápido para contradecirle: «Perdoa pero toca o bombo coma ninguén. Ningunha orquesta enteira tocará mellor ca el, pero xa o tocaba o seu pai, vénlle no sangue».

Ellos son la actualidad, pero el origen de la música en Moialde se remonta hace casi un siglo. «A raíz de que José, o bombeiro, e Francisco, o gaiteiro, comezasen a tocar, fóronse sumando todos os demais da aldea», afirma Antonio. De hecho sus otros dos tíos también estudiaron música, uno era trompetista y el otro tocaba el saxofón. «A idea era saír polos pobos e gañar diñeiro. Pola parte do gaiteiro había outros tres instrumentistas e logo María casouse e nesa familia tiñan outros tres músicos máis», cuenta. A todos se les conocía por el nombre del instrumento que tocasen, no por el suyo propio. Así estaba el clarinete, el trombón o la trompeta, entre otros. A ellos se sumaron los que llaman «agregados». «Eran veciños doutras aldeas, de Santa Comba, Soutochao ou Rande, que querían tocar cos nosos músicos e entón viñan de reforzo. Íanse engadindo», explica Gilberto. Lo que pasó es que todos necesitaban formación. Buscaron un profesor y lo encontraron en Albarellos, en Monterrei. «Entón non había nin coche. Ían en burro e para pagarlle ao mestre axudábanlle coas viñas antes de voltar á casa. Logo ensaiaban na casa dos nosos avós», cuenta Antonio. Estaban en la década de los cuarenta y su objetivo era aprender y mejorar.

Imagen de la banda de Moialde en los cincuenta
Imagen de la banda de Moialde en los cincuenta

Poco a poco, los músicos de Moialde fueron consiguiendo que les llamasen para tocar en las fiestas y romerías de los pueblos de alrededores. «Ían a mantidas. Durmían no palleiro e comían ovos fritidos no aceite do día anterior», recuerda María, de oídas, de todas las historias que le contó su hermano, José, o Bombeiro. «Acórdome que ían tocar moitísimo a Portugal. Igual se botaban catro horas camiñando de ida e catro de volta», apunta Gilberto. Eran la Banda de Moialde, unos quince músicos que intentaban vivir de su pasión. Lo cierto es que no lo consiguieron y tuvieron que emigrar a Bilbao. «O meu marido, Juan Pérez, que tocaba o clarinete, o saxofón e ata compoñía, aprendeu acordeón no País Vasco. Alí, cos outros músicos, decidiron volver ao seu pobo e formar unha orquesta», dice María. Con una bocina a cada lado, un par de micrófonos y una batería de un coche dieron vida a la Orquesta Peña. Fue en 1965. Tocaban en las bodas, en las misas y los domingos en la plaza del pueblo, para juntar y animar a los vecinos. Duró hasta que sus integrantes tuvieron que emigrar de nuevo, esta vez a Alemania, en busca de un futuro mejor. Décadas después, al regresar, siguieron viéndose para interpretar distintas piezas como marchas o pasodobles. «Sobre todo era folclore galego», dice Antonio. En Moialde dejaron plantada la semilla de la música, que no ha parado de crecer y de enraizarse en las familias y en sus casas, en los recuerdos y en las nuevas generaciones de los vecinos de esta aldea de Vilardevós, aunque ya no haya banda ni orquesta. «Eu son un chiflado da música. Se escoito unha banda, sexa cando sexa, téñome que parar a vela», admite Antonio. «A min encántame a tradicional. Teño visto unha chea de veces a Milladoiro e gustaríame escoitar a Luar na Lubre en directo», añade Gilberto. En charangas en Verín, en orquestas de Celanova o en bandas de música de la provincia es posible encontrar a músicos que son descendientes del arte que se generó en Moialde.