Ella trajo el bronceado de Brasil al centro de Ourense

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Charlene Da Conceiçao acaba de abrir su propio «solarium» en Celso Emilio Ferreiro

30 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Charlene Da Conceiçao es de Salvador de Bahía y se vino de Brasil hace poco más de tres años. Ella es morena natural, de hecho su tono de piel es casi dorado, aparenta haber estado bañada por el sol todo el día y eso que no es así porque dice, no se esperaba que Ourense fuese tan lluvioso. «Tengo un hermano que es bailarín y lleva muchos años en Portugal, muy cerquita de aquí, pero no me advirtió de este clima», bromea. En su país natal, Charlene se dedicaba al mundo de la construcción, aunque su pasión siempre fue la estética así que se formó en un campo que conoce bien, el de los bronceados. Hace unas semanas abrió su propio centro, Bahía, un solarium situado en la calle Celso Emilio Ferreiro. «Hacemos unos tratamientos concretos en los que además de activar la melanina y la vitamina D, trabajamos la piel con una exfoliación previa y posteriormente aplicamos una crema para hidratarla», explica Charlene. Es un tratamiento que se llama HPA, hidratación potenciación y activación de melanina. Los tipos de bronceados son distintos dependiendo del gusto de las clientas. «Pueden meterse en la cabina ocho minutitos para coger un poquito de color o hacer sesiones más seguidas para conseguir un resultado mucho más destacado», continúa. De ahí que la asiduidad al salón sea variable, igual que la resistencia del moreno en la piel. «Todo va a variar dependiendo de la alimentación y de los hábitos de cada una también, pero mínimo dura sobre treinta días», afirma Charlene. En Bahía están especializadas en el moreno brasileño y como es típico allí, recomiendan dejarse la marca del bikini. «Esto es algo totalmente cultural, pero en Latinoamérica nos encanta broncearnos con la señal del bañador. Es un detalle que resulta sexi y que también nos sirve para saber cuánto de morenas estamos», confiesa. De todas formas, con meterse en la cabina sin bikini, ya no hay marca. Cada sesión cuesta 8,9 euros.