Agencia de inteligencia artificial, ¿qué ha pasado?

Claudio Cerdeiriña FIRMA INVITADA

OURENSE

MARCOS MÍGUEZ

12 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Consejo de Ministros viene de anunciar su decisión de elegir A Coruña como sede de la Agencia Nacional de Inteligencia Artificial. Se trata de un organismo público que fomentará el empleo cualificado en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación con la creación de alrededor de cien puestos de trabajo. Es preciso comenzar felicitando a la candidatura coruñesa. No obstante, ¿ha de considerarse dicha elección debidamente justificada?

La respuesta a esta pregunta es negativa y viene proporcionada por la propia norma que rige el proceso: la elección de la ciudad con mejores parámetros socioeconómicos de Galicia en detrimento de la más desfavorecida es incompatible con el espíritu de una convocatoria enfocada a fomentar la cohesión económica, social y territorial. Efectivamente, el resultado neto de una convocatoria del Ministerio de Política Territorial con la que se pretende abanderar la lucha contra la despoblación y los niveles de desempleo ha sido ningunear al territorio más despoblado y con mayores niveles de desempleo en beneficio del más poblado y en mejor situación económica. Esta resolución se hizo pública un lunes en víspera del puente más largo del año para acto seguido apresurarse a comunicar a través de los medios que los criterios de cohesión habían primado.

¿Cómo es posible que el gobierno de la cuarta economía europea caiga en contradicciones que todos aprendimos a evitar viendo Barrio Sésamo? Para entender algo tan aparentemente simple y complejo al mismo tiempo hay que remontarse a finales de los años 80, cuando la UE proclamó la cohesión económica, social y territorial como su política estrella. Todo emana del artículo 177 del Tratado de Funcionamiento de la UE y tiene como objetivo reducir las disparidades entre territorios, poniendo el foco (entre otras medidas) en la necesidad de implementar la economía del conocimiento y la innovación en las zonas menos desarrolladas. Desde esta perspectiva, la decisión del Consejo de Ministros no es más que un compromiso para satisfacer las pretensiones de un territorio pudiente bajo una supuesta apariencia de cumplimiento de directrices europeas.

Efectivamente, el Gobierno de España necesita acreditar que contribuye a caminar hacia el ideal europeo de territorio absolutamente cohesionado y ello requiere para el caso que nos ocupa el discurso oficialista de que se apuesta por una región desfavorecida, como es el caso de Galicia. Es muy fácil transmitir esto a la UE, que por una cuestión operativa considera a Galicia como un todo sin distinguir entre sus dos velocidades, atlántica e interior. Y la única molestia para tal fin está siendo una candidatura ourensana muy sólida y bien trabajada que, habiéndose elegido A Coruña, echa por tierra de un plumazo el discurso de la apuesta por la cohesión. De ahí, los denodados esfuerzos de la Xunta de Galicia hace poco más de un mes para tratar de desanimar a Ourense para que renunciase a sus legítimas aspiraciones.

Justo ahora que la Unión Europea apunta al horizonte 2050 en su reciente informe plurianual sobre cohesión, el Consejo de Ministros del Gobierno de España se ha limitado a revisitar —con la connivencia de la Xunta de Galicia— el pasado obsoleto de un modelo autonómico que en 40 años de existencia se ha mostrado absolutamente ineficaz a la hora de proporcionar soluciones satisfactorias a territorios como el nuestro.

Es evidente que sigue resultando necesario recordarle al Estado y a la Xunta de Galicia que el problema de la España Vaciada de la que la Galicia Interior es parte prominente no es más que la constatación de las deficiencias de ese modelo autonómico tal y como fue concebido originalmente. Cada vez es más necesario abordar un problema que no se resuelve intentando hacer creer a la UE que se camina hacia la cohesión territorial, cuando la realidad indica que las brechas entre la España Vaciada y los territorios pudientes continúan al alza.

En todo caso, es importante señalar que muy probablemente es la primera vez que Ourense no ha quedado atrapada a las primeras de cambio en las redes del perverso círculo vicioso de la cohesión. Ourense ha sabido mantenerse firme para hacer todo lo que estaba en su mano con el noble objetivo de defender las aspiraciones e intereses legítimos de Ourense y no cabe duda que eso debe ser un motivo de orgullo. Seguimos.

Claudio Cerdeiriña es profesor de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio de Ourense y portavoz de la Plataforma Pro Campus