Lola Doporto, la artista valdeorresa que pintó al Apóstol calvo en recuerdo a su etapa con quimioterapia

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Lola Doporto hace un par de semanas en su estudio con algunos de los cuadros que estos días expone en Madrid
Lola Doporto hace un par de semanas en su estudio con algunos de los cuadros que estos días expone en Madrid Lolita Vázquez

De formación autodidacta, plasma sus ideas en el lienzo sin hacer bocetos en papel

07 nov 2022 . Actualizado a las 13:55 h.

Lola Doporto no sabe situar muy bien cuándo comenzó a pintar. Tenía 18 años. O tal vez 19. No había cumplido los 20, eso seguro, dice. Es algo que le acompaña desde jovencita. Admira a Matisse, a Derain y a Balthus. Le gustan los impresionistas pero también es una gran estudiosa de los clásicos italianos, cita a Goya como un referente al hablar de pintura y es seguidora declarada de Antón Pulido. Son los artistas que le gustan a una pintora abiertamente autodidacta.

Ni huye de los cánones ni los busca, simplemente sigue su instinto a la hora de crear. Su inspiración está en su entorno y en su propia vida. Incluso cuando no lo hace conscientemente. Así llegaron las marionetas a su obra, esos personajes repletos de colorido que se han convertido en icónicos en su colección. Son figuras calvas que surgieron en la época en que ella misma se quedó sin pelo, en pleno tratamiento contra un cáncer de mama que le hizo pasar por quimio y radioterapia. «Todo está en la cabeza y sale. Son esas experiencias ahí plasmadas», relata. Habla con la tranquilidad que dan los buenos resultados médicos tras aquel diagnóstico que le llegó con 39 años después de varios meses notando un bultito del tamaño de una lenteja que se convirtió en un garbanzo. Le dolía y los marcadores y la ecografía eran normales, así que tardaron casi ocho meses en quitárselo. Y en el análisis de aquel bulto que parecía que no sería nada llegó la confirmación de que era cáncer. Su primera sesión de quimioterapia fue el día que cumplía 40 años. Después llegaron otras once más y 32 de radioterapia. Si pudiera elegir no enfermaría, claro, «pero escapar no puedes una vez que tienes el diagnóstico». Reconoce que «aunque no fue fácil», el cáncer le trajo cosas buenas también. Cita entonces sus marionetas calvas a las que siempre les pinta grandes ojos resaltados por coloridas sombras. No fue premeditado. «Cuando te ves sin pelo lo que más destaca de tu cara son los ojos», remarca, y eso fue lo que llevó a su obra. Ella misma se los maquillaba a diario cuando estaba con el tratamiento.

Sus personajes calvos surgieron hace una década y siguen presentes en su obra, incluso en la que ahora expone en Madrid y que está basada en el Pórtico da Gloria. La idea surgió hace unos cuatro años, visitando el Pórtico do Paraíso en Ourense. Quería hacer algo con esa temática, aunque finalmente un viaje a Compostela la llevó al trabajo en marcha. Son 14 cuadros que empezó a pintar en pleno confinamiento. Después de la parada en Madrid, la exposición viajará a Santiago y Lugo. «Y posiblemente también al norte de Portugal. Me gustaría ir haciendo más personajes y llevarlos por el Camiño», señala. En Morriña de estrelas, como se titula la muestra, sigue habiendo un guiño a su obra interior. «Mi Santiago Apóstol está calvo», destaca, al igual que varios juglares.

Como en todos sus cuadros, esta vez Doporto siguió su peculiar proceso creativo. Le gusta su rincón en casa, nada de ir al estudio. Se sienta en su sofá con un té mientras le da vueltas en la cabeza a su próxima obra. «Antes de ponerme a pintar estoy a lo mejor quince o veinte días dándole vueltas en la cabeza. Mientras no lo tengo claro no va al lienzo», reconoce. Porque después el proceso creativo sigue ya sobre la tela. «Es dibujar y darle los colores, todo seguido. Hago unos trazos y dibujo con la pintura», relata. Sabe que no es el método más común. «Yo no hago bocetos en papel», reconoce. «Sé que hay técnicas y tal, pero me sale así, es mi manera». También le salió de dentro el cambio el pincel a la espátula. «Al principio pintaba en óleo con pincel liso, trazos suaves; y después me solté para ver cómo era con la espátula», que es con la que sigue creando sus obras. Lo que es una constante es el color, «porque son las emociones».

Inauguración de la exposición en la Casa de Galicia en Madrid
Inauguración de la exposición en la Casa de Galicia en Madrid

A pesar de su larga trayectoria pintando, hace poco que Lola decidió exponer. La primera vez fue en el 2015. Ourense, O Barco de Valdeorras y A Pobra do Caramiñal acogieron las muestras. Después, un parón y la pandemia hasta que en el 2021 expuso en la sala Roberto Verino. «La crítica, sin conocerme de nada, ya fue una explosión», cuenta. De ahí surgió la posibilidad de mostrar su obra en la Diputación y la muestra de Madrid. Éxito de crítica y de público. «De todo lo que pongo, más de la mitad ya lo vendo», cuenta Doporto, que reconoce que no le fue fácil desprenderse de sus obras. «Era como si me arrancaran algo», añade. Fue la reflexión de una futura clienta la que la hizo cambiar de idea. «Ti pensa que vou estar na miña casa gozando de algo teu», le dijo. Doporto pensó entonces en lo que disfruta con los cuadros de Quessada o de Vidal Souto que tiene en su vivienda. Y decidió vender. Eso sí, no los olvida. «Acórdome de todos os que foron saíndo, sei onde están», ríe.

Un autorretrato basado en su única foto sin pelo está en la planta de oncología del CHUO

Cuando habla de su diagnóstico de cáncer de mama y el posterior tratamiento Lola Doporto se refiere a Jesús García Mata, el jefe de Oncología del CHUO como su «ángel». Le agradece, al igual que al resto del personal, el trato. Y quiso agradecérselo donando un cuadro de su colección, que luce en la planta de hospitalización. «Es una forma de decir yo estuve aquí y estoy aquí, de darle un poco de esperanza a la gente que está ingresada», dice. De hecho, se trata de un autorretrato de Lola en su época calva que pintó en base a la única fotografía que conserva de aquella etapa. «Es un agradecimiento a su trabajo, porque a cada persona nos individualiza y se agradece como paciente», cuenta. Y añade: «Tienen ese tacto cuando más lo necesitas. La cercanía, la empatía... no voy a decir que es la mitad, pero un tercio de la curación o del ánimo para enfrentarte a la enfermedad seguro que es». Doporto donó otra de sus obras a la AECC de O Barco.

Son personajes calvos, víctima de los tratamientos para luchar contra el cáncer, pero con el brillo en la mirada que la propia Doporto irradia a quien la ve de cerca.

Detalle de la exposición en la Casa de Galicia en Madrid
Detalle de la exposición en la Casa de Galicia en Madrid

Trayectoria vital

Quién es. Lola Doporto nació en Millarouso, en O Barco de Valdeorras, en 1971.

A qué se dedica. Artista autodidacta, lleva pintando desde que cumplió la mayoría de edad, aunque no fue hasta el 2015 que se atrevió a exponer su obra ante el público. Estos días su trabajo puede verse en la Casa de Galicia en Madrid.