Las obras de seis calles afectarán al tráfico en el centro de Ourense durante medio año

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE

OURENSE

El adoquinado de la calle Bedoya está en muy mal estado.
El adoquinado de la calle Bedoya está en muy mal estado. Santi M. Amil

Dos proyectos se sincronizarán para renovar tramos de Xaquín Lorenzo, San Lázaro, Cardenal Quevedo, Valle Inclán, Cabanillas y Bedoya

24 oct 2022 . Actualizado a las 19:22 h.

El tráfico en el centro de Ourense se verá condicionado durante los próximos seis meses debido a la ejecución de unas obras de renovación de servicios y pavimento en seis calles. Los trabajos comenzaron este lunes y se trata de dos proyectos con una inversión total de 2,2 millones cuya ejecución se sincronizará gracias a que en ambos casos la adjudicataria de la obra es la misma constructora, Oreco Balgón. La intervención afectará a la calle San Lázaro, a Xaquín Lorenzo, al primer tramo de Cardenal Quevedo (hasta el cruce con La Habana), a Valle Inclán (hasta su intersección con Bedoya), a Ramón Cabanillas (desde el cruce de Bedoya hasta el de Buenos Aires) y a Bedoya (hasta la avenida de Buenos Aires). El proyecto prevé, además, la semipeatonalización de la plaza de los Ramones.

Los trabajos comenzarán, por un lado, en Xocas y en el tramo semipeatonal de San Lázaro (frente al edificio sindical y donde están las terrazas de varios locales de hostelería) y, por otro, en Valle Inclán (entre Bedoya y la plaza de los Ramones). El pavimento actual de adoquines se levantará y se sustituirá por asfalto y, en algunos casos, como en Xaquín Lorenzo, se implantará una plataforma única empedrada. El objetivo es «que el tráfico rodado poco a poco vaya adquiriendo un carácter menos predominante en las zonas céntricas de la ciudad», explicó el director de obra, Martín Rejo, que lo fue también de la humanización de la calle Concordia y ahora trabaja para Oreco Balgón, tal y como remarcó el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, en una rueda de prensa celebrada este lunes en el Parque de San Lázaro.

Durante la ejecución de las obras se irán cerrando y abriendo tramos, intentando afectar lo menos posible al tráfico y a los accesos a garajes, viviendas y negocios, según dijo Rejo, que explicó que en algunos casos será necesario cambiar el sentido de la circulación. Por ejemplo, en la tercera fase del proyecto, cuando esté cortada la calle San Lázaro, será necesario reubicar los taxis y se estudia habilitar la circulación por el tramo frente al edificio sindical para poder acceder a Santo Domingo. Se buscará que «la solución sea la óptima y la que menos malestar produzca en la ciudadanía», remató el director de obra. Por ese motivo, la última fase será Bedoya, para minimizar la afección al tráfico en una de las principales arterias de la ciudad.

El alcalde destacó que, tras la ejecución de este proyecto, la calle San Lázaro será de acceso restringido, como Concordia, es decir, que solo podrán pasar por allí quienes se dirijan a un garaje y los vehículos de emergencias o de carga y descarga (al igual que los taxis, que mantendrán la ubicación de su parada). Además, Jácome subrayó que habrá menos plazas de aparcamiento y añadió: «Posiblemente se eliminen todas para eliminar lo que se llama el tráfico de agitación, que es el tráfico de aquellos que están buscando dónde aparcar, que están dando vueltas creando tráfico, tráfico».

Frente a la Subdelegación

El regidor dijo que los vecinos «pedían a gritos» esta actuación y aseguró que se trata de una obra «importantísima». Destacó, además, de la adjudicataria sea Oreco Balcón porque «hacía años que las grandes empresas ourensanas no trabajaban en Ourense». Por otra parte, Jácome descartó por ahora su idea de peatonalizar el primer tramo de Curros Enríquez. «Hay serias dudas de si es lo más conveniente», dijo el alcalde, que explicó que habría problemas para reorganizar el tráfico en la avenida de La Habana y Xoán XXIII. El Concello está preparando un proyecto para humanizar esa zona, la situada entre la Subdelegación del Gobierno y el parque de San Lázaro, pero en principio no se contempla su peatonalización, tal y como explicó Jácome.

La plaza de los Ramones será semipeatonal y habrá espacios para coches eléctricos

Las obras de las calles Xaquín Lorenzo, San Lázaro, Cardenal Quevedo, Valle Inclán, Cabanillas y Bedoya persiguen un objetivo general de dar mayor protagonismo al peatón, en lugar de a los vehículos. Por ese motivo, se prevé que San Lázaro sea de acceso restringido y el paso de cebra hacia Santo Domingo se hará elevado. Además, en ese punto se prescindirá del semáforo, dando así siempre prioridad a los peatones.

Se ampliarán aceras allí donde sea posible y uno de los aspectos más destacables del proyecto es la reordenación del tráfico en la plaza de los Ramones. El entorno de la escultura será semipeatonal, lo que implicará que los coches que bajen por Valle Inclán desde la avenida de Buenos Aires solo podrán girar a la izquierda en dirección a Ramón Cabanillas. Además se prevé habilitar tres plazas para la recarga de coches eléctricos en Cardenal Quevedo y otras tres en Ramón Cabanillas. También se instalarán aparcabicis en distintos puntos, se renovará el mobiliario urbano y se instalarán farolas con tecnología led, todo ello con un presupuesto total de 2,2 millones de euros.

Menos plazas de aparcamiento

La reordenación de espacios y la ampliación de aceras reducirá el número de plazas de aparcamiento regulado en el centro de la capital ourensana. De hecho, el alcalde no descartó ir más allá. «Posiblemente se eliminen todas para eliminar lo que se llama el tráfico de agitación, que es el tráfico de aquellos que están buscando dónde aparcar, que están dando vueltas creando tráfico, tráfico», explicó Gonzalo Pérez Jácome.