Lupe se despide de sus zapatos

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

ALEJANDRO CAMBA

Después de 43 años y seis meses trabajando en el sector del calzado, los últimos 18 al frente de su zapatería Arume, en Celanova, Guadalupe Fernández cierra por jubilación

09 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Guadalupe Fernández Rodríguez, Lupe, se despide de los zapatos, después de 43 años y seis meses de trabajo en el sector del calzado en Celanova. Los últimos 18 años, desde el 2005, al frente de su propia zapatería, Arume, y los 25 previos en otra casa celanovesa, Araújo. Arume cierra este sábado por la jubilación de Lupe.

Alegre de empezar una nueva etapa en su vida, reconoce que quizás suelte una lágrima el último día. Tras unos primeros años como empleada de los que recuerda los jueves de mercado como un día de venta brutal por la cantidad de gente que acudía a comprar a Celanova, montó su propio negocio. Agradece que su padre le cedió el bajo en el que abrió Arume, en el que comenzó primero con un hermano y luego continuó ella en solitario. Ya conocía a muchos viajantes, pero explica que comenzó «algo nerviosa», al tener que decidir sobre muestrarios y contactar con proveedores. «Estoy agradecida, porque siempre me atendieron muy bien. Siento algo de morriña, hay casas que funcionan muy bien y hay que dejarlo, pero hay que trabajar para vivir, no vivir par trabajar», afirma. Es un pensamiento que reforzó tras superar un grave problema de salud.

Con muchos clientes entabló una relación especial. Menciona a compradores que vivían en distintos países: Australia, Líbano, Irak, Suiza o México y con los que compartía mutuos detalles. Agradece el chocolate que siempre se acordaba de traerle una familia de Suiza o la imagen de la Virgen de Guadalupe que le regalaron unos residentes en México. Después de todos estos años con el calzado, considera que «la gente quiere comodidad» y ella aconsejaba para que vender un zapato confortable. «Cuando nos entra alguien por la puerta miramos para los pies, se estudia a la persona, por si necesita un ancho especial o no, y es una satisfacción que te digan después que fueron comodísimas».

Después de 18 sin vacaciones, Lupe se plantea su jubilación como una etapa activa. Quiere viajar, quizás Suiza, Luxemburgo, Austria y la Costa da Morte, hacer algo de gimnasia o colaborar con alguna asociación. «Solo pido que Dios me dé un poquito de salud», desea.