El primer día de colegio en Celanova para diez alumnos ucranianos: «Los niños se van a sentir muy bien y con ganas de aprender»

FINA ULLOA / MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El CEIP Curros Enríquez es uno de los centros ourensanos que inicia el curso con más estudiantes refugiados de la guerra en Ucrania

09 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El regreso a las aulas tuvo este año un componente especial en el CEIP Plurilingüe Curros Enríquez de Celanova. Entre las matrículas oficializadas en el arranque del curso —rondan las 290— hay ocho que corresponden a niños ucranianos. Estos alumnos, de entre tres y diez años, conocían ayer a sus nuevos profesores y compañeros, con ilusión al ver el centro, algún lloro entre las más pequeñas y acompañados por sus madres. Ellas acudieron al centro a interesarse por los horarios del transporte, la alimentación o las actividades extraescolares. Los profesores y el equipo directivo del centro celanovés los recibieron con alegría, aclararon sus dudas y les transmitieron tranquilidad. Fue un primer día distinto al de Ucrania, donde el curso empieza el 1 de septiembre y se presentan con vestidos tradicionales de fiesta y tocados de flores.

«Para nós é unha novidade, porque non tivemos no curso pasado, como si ocorreu noutros colexios, pero levamos un tempo traballando entre o equipo directivo e o departamento de orientación para intentar que a integración sexa un éxito», aclara el director Jorge Bóveda.

Elena Lavnikovich, madre de dos niños de siete y dos años explica que viven en Celanova desde el mes de julio y en España desde marzo. Comenta que la adaptación no ha sido fácil porque hasta ahora solo hablan ucraniano. Estos pequeños forman parte del grupo de once menores refugiados que viajó desde la frontera ucraniana con la expedición SOS Ternópil Galitzia; inicialmente estuvieron acogidos en el Seminario de Ourense y, por proximidad, escolarizados desde abril en el colegio Vistahermosa de la ciudad de As Burgas. El equipo directivo del CEIP de Celanova contactó con docentes del colegio de Vistahermosa, además de seguir las pautas y recomendaciones del protocolo elaborado por la Consellería de Educación para facilitar la incorporación de estos alumnos.

Después de esa primera etapa en las afueras de la ciudad, la asociación que coordina el proyecto de acogida ha ido avanzando en su integración y localizando para ellos viviendas y la mayoría de ellas están en tierras celanovesas. Además de los ocho niños en el centro público, hay dos alumnos ucranianos en el colegio concertado de Celanova, explica Amadino Pereira, quien coordinó la expedición humanitaria y sigue pendiente de las necesidades de los refugiados. Ahora, del inicio del nuevo curso y de buscar empleo para las madres. 

«Traballamos nun plan de acollida no que nos apoiaremos na tradución simultánea con aplicacións de móbil e cos materiais do equipo de pedagoxía terapéutica, con moitos recursos centrados na imaxe», relata Bóveda, quien señala que los alumnos estarán distribuidos en diferentes aulas para facilitar su socialización. Para el profesorado, la experiencia será un reto y un aprendizaje, dice.

En la comunicación entre colegio y familias colabora como traductor el cubano Alberto Pérez Zamora, quien apunta que los niños no se sienten refugiados sino que están contentos con su nueva vida. «La escuela está muy bien decorada, los niños se van a sentir muy bien y con ganas de aprender. La acogida es maravillosa», opina Yulia Palenka. Una madre se detiene a hacer fotos de las vistas del colegio, un entorno hermoso y verde, «una imagen que convoca al futuro».

Estos nuevos escolares se incorporan a un centro con instalaciones bastante amplias —en la década de los 70 llegó a acoger a cerca de un millar de alumnos— un claustro de 32 docentes y con una cocina propia. Todo un lujo en los tiempos que corren, aunque no todo es perfecto. Otra de las preocupaciones del actual equipo directivo está precisamente en el servicio de comedor. «Precisamos un axudante de cociña máis. É pouco persoal para os 267 menús diarios que se sirven», remarca el director que ayer también reflejaba su preocupación por las escaleras de acceso desde la explanada a la que llegan los autobuses y el recinto escolar. «Teñen 47 anos e están desgastadas. Non é a primeira caída que se produce», relataba el director.

Pero el colegio celanovense no es el único que tendrá en sus aulas a niños que huyeron de la guerra provocada por la invasión rusa. A Isabel Blanco, la directora del CEIP plurilingüe de Maceda, le siguen constando nueve niños ucranianos inscritos, aunque no todos volvieron a las aulas. En realidad se sabe que tres de ellos han regresado a su país de origen. Otro de los ausentes comunicó que iría de vacaciones pero, en principio, tiene pensado regresar. También se desconoce si habrá variaciones en Ribadavia, donde al menos se conoce la marcha de una de las familias. En este centro de la capital de O Ribeiro retrasan un día el arranque del curso por la fiesta de la patrona.

En Manzaneda, donde habían llegado 17 refugiados, entre adultos y niños, la marcha de algunas familias ha restado también alumnos tanto al colegio ubicado en el municipio como al instituto trivés, al que se habían incorporado dos adolescentes que ya no viven en la zona. En el CEIP de Manzaneda quedan en este momento tres de los escolares que se habían incorporado ya el pasado curso y hay otros dos pequeños que podrían comenzar este año en infantil.

En el colegio de Trives siguen matriculados siete niños ucranianos, parte de los cuales viven en el Concello de San Xoán de Río. Para este curso en el centro han preparado material especial elaborado por el claustro de profesores. Han realizado traducciones para varias materias y pictogramas para facilitarles la adaptación. «É todo material de leaboración propia. O certo é que o esforzo dos mestres está sendo ecomiable», reconocía la directora Ana Lamelas. «Aínda que non é obrigatorio nós imos seguir co grupo de adquisición de linguas, con un profesor que estará con eles un par de días por semana , porque nos parece esencial para que podan avanzar tanto na adquisición de coñecementos como na integración no entorno», añade la responsable de este centro educativo en el que este año habrá 115 alumnos atendidos por una plantilla de 16 docentes.

En Trives, además, el IES Xermán Ancochea Quevedo tiene a otros nueve alumnos ucranianos matriculados.