Las fiestas de Ourense comienzan hoy. Es verdad que aquí no contamos los días que faltan como hacen en otras muchas ciudades, con festejos más consolidados, pero los ourensanos también tenemos ganas de bailoteo y diversión. Estoy convencido de que, después de sufrir la penitencia de la pandemia, todos nos echaremos a la calle a ver qué tal. Daremos un paseo por el casco viejo para ver el mercado medieval, llevaremos a los niños a las barracas del Parque Barbaña y nos conformaremos con Rulo y la Contrabanda tras el fiasco en la contratación de Loquillo.
El alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, anunció el concierto del barcelonés sin tenerlo firmado por escrito, o al menos eso asegura el artista. Según parece, existía un acuerdo verbal y está muy mal que Loquillo se lo haya saltado por tener una oferta mejor, eso vaya por delante. Pero el Concello de Ourense no es una comisión de fiestas cualquiera, la Administración debería funcionar con cierto rigor y no a golpe de improvisación.
Y este no debería ser un asunto menor para un alcalde como Jácome, que ha demostrado en reiteradas ocasiones que las fiestas son una de sus grandes prioridades en la gestión política. En estas ha anunciado una inversión próxima a los 350.000 euros, una cuantía que parece más que suficiente para conseguir unos festejos dignos, con o sin Loquillo. Serán, según dice Gonzalo Pérez Jácome, las últimas fiestas que se celebran en estas fechas. Además, centrará sus esfuerzos en el entroido, pero 350.000 euros siguen siendo muchos euros. A ver si valieron la pena o no.