Estos dos hermanos de Ourense son virtuosos de la música

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Fabián y Jonathan son virtuosos de la música
Fabián y Jonathan son virtuosos de la música Santi M. Amil

Fabián y Jonathan González llevan toda su vida expresándose a través del violín o la trompeta, su mayor vocación, artística y profesional

16 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Jonathan y Fabián González Valiñas son dos hermanos ourensanos a quienes la música les late dentro. Además de compartir sangre, estos dos jóvenes, de 19 y 18 años respectivamente, coinciden en su vocación artística y profesional. Jonathan toca el violín, el saxofón y la viola, y está profesionalizándose en los dos primeros estudiando en los conservatorios de Sevilla y de Ourense. Fabián optó por la trompeta y el piano, estudia en la ciudad y quiere ir a la misma escuela que su hermano. Los dos tienen claro que su futuro está vinculado a la interpretación instrumental, igual que lo ha hecho su vida hasta ahora, y es que la música ha sido crucial en su crecimiento. Estos dos hermanos tienen TDA, trastorno de déficit de atención, que hace que les cueste fijar el interés en las actividades que no se lo suscitan. «Es decir, ellos devoran como locos las partituras, pero un libro les aburre y no lo leen», explica la madre de los artistas, Liliana, que fue quien les puso en las manos un tambor a cada uno, siendo todavía bebés. Recuerda que el instrumento lo descartaron rápido, pero solo para cambiar a otro que realmente les gustase. Con nueve y ocho años entraron en la escuela de música de Barbadás, Jonathan con un violín al hombro y Fabián cautivado por el sonido que salía de una clase de trompeta. «Cuando eran niños, la música les calmaba y así me di cuenta de que era lo suyo. Pero antes de llegar ahí busqué muchísimo en qué actividad podían sentirse felices. Pasaron por taekuondo, natación, hockey, idiomas...», comenta Liliana.

Jonathan, que lleva desde los once años involucrado en la Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia, no tiene dudas de cuál es su objetivo profesional. «Me gustaría ser músico fijo de una orquesta sinfónica adulta y trabajar codo con codo con mis compañeros en la sección de cuerda», aclara. Es realista, tranquilo y muy perfeccionista. Su meta está en la sinfónica gallega, a la que considera una de las mejores de Europa, y su mayor referente es Mateo, uno de los profesores que tuvo en Barbadás. «Él me descubrió y me guio desde el primer momento así que le tengo mucho cariño», admite. La música es su forma de comunicarse, tanto, que con nueve años, cuando todavía no era capaz de hablar, aprendió a expresarse a través del violín. «Es el lenguaje en el que me desenvuelvo mejor. Interpretar una obra me da tranquilidad y seguridad en mí mismo», Tocando el saxofón en la banda de Allariz estuvo en lugares como Francia, Suiza o las Azores. Formó parte, hasta su disolución, de la Orquesta 430 de Vigo; también de la banda de Vilanova dos Infantes, de la lira de Prado; y todavía hoy participa en la de Cartelle. «Otro de mis sueños es recorrerme el mundo tocando», confiesa, y su talento apunta a que lo conseguirá. A él le gusta la música del Romanticismo, especialmente la Sinfonía Patética de Tchaikovsky y cualquier composición de Beethoven. Aunque luego se anima a ir con Fabián a escuchar y disfrutar de la Panorama y en su cuarto, en Sevilla, se entremezclan temas de rock, reguetón o trap. «Estuve hace poco en un concierto al que me invitaron del rapero canario Quevedo y la verdad es que me gustó mucho. Me encanta la gente que sabe lo que hace y que evoluciona en su carrera paso a paso, como él», afirma.

En la banda del rey

Fabián sueña con ser parte de la Unidad Musical de la Guardia Real, conocida como la banda del rey de España. «Me parece un conjunto perfecto. Desde que los vi, totalmente uniformados y compenetrados, me quedé impresionado», explica. Para conseguirlo tiene que aprobar una oposición al ejército. «Y lo voy a hacer», asegura. Ha tocado en la banda de Allariz, de Coles y de Cartelle y todavía toca con la de Lalín. Entre sus ídolos está el fallecido John Aigi Hurn, que fue trompetista principal de la Orquesta Sinfónica de Galicia y uno de sus profesores más entregados. «Plagiaba el sonido de los ángeles con su forma de tocar y siempre le estaré muy agradecido por todo», dice. Pero entre sus músicos favoritos también está la argentina Nathy Peluso. «Es diferente y todo lo que hace lo hace bien», afirma.

Por supuesto, estos hermanos también tocan juntos, para suerte de sus vecinos en O Vinteún, que pudieron disfrutar de sus duetos durante todo el confinamiento. «Después de los aplausos, salíamos al balcón y tocábamos canciones conocidas al saxofón y a la trompeta. Fue una experiencia muy divertida», comenta Jonathan. Los dos llevan años compaginando su formación instrumental con sus estudios, a pesar del trastorno de déficit de atención, y ahora por fin ambos se dedicarán exclusivamente a sus instrumentos. Están de acuerdo en que lo más importante de un músico es aprender a interpretar, trasladarse a la época y al lugar de la composición, ahondar en el autor y conocer sus intenciones. «Es fundamental para conmover al público y ese es nuestro objetivo real», dice Fabián, que asegura que la música interpretada es el mejor sinónimo de belleza.