En tiempos de identidades virtuales, la figuración vuelve a dibujar un nuevo marco estético para hablar de las mitologías cotidianas a partir de un cuerpo físico dominado por preocupaciones intimas y existenciales: es el nuevo bodegón, una pintura introspectiva, tierna y bucólica a la vez en la que los artistas se proyectan bajo una construcción mental de lo real, antiheroica y vulnerable en el retrato.
Una pintura con mancha y acumulación con trama e interrogantes como Lote Nº 1,68… de Nacho Vergara que remite en su inquietante retrato con naturaleza muerta a El alter ego de Shona McAndrew en su desconcertante apatía.