Cromáticas, acromáticas y rebeldía

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Exposición  Cromática , de la bienal de arte joven en la sala Valente de Ourense
Exposición Cromática , de la bienal de arte joven en la sala Valente de Ourense Miguel Villar

La bienal del arte joven de Cum Laude celebra su séptima edición

09 may 2022 . Actualizado a las 14:22 h.

«Un verdadero artista no es el que se inspira, sino el que inspira a otros». Dalí.

La Fundación Cum Laude, presenta la VII edición de Cromática. Bienal de pintura joven que como en cada evento, amplía el interés y la participación de nóveles artistas gallegos, nacionales e internacionales con la presencia de autores procedentes de Portugal, Francia, Italia y Ecuador entre otros países representados. La muestra que da voz a las nuevas tendencias de los jóvenes creadores puede visitarse en la Sala Valente de arte Contemporáneo.

En su séptima edición, Cromática se consolida como plataforma para visibilizar las inquietudes, expresiones y lenguajes de los nuevos artistas.

Ángeles Rodríguez y José María Quintáns, presidentes de la Fundación, afianzan con Cum Laude, su compromiso destacado con la educación, la cultura y la solidaridad a través de su dinámica actividad. Cromática, planteada como exposición- concurso, visibiliza la opinión del espectador en el proceso de selección de la obra premiada como agente activo. La extensa muestra inaugura el inicio de los itinerarios plásticos de los jóvenes artistas.

Parece afianzarse entre los creativos una revisión del Nuevo realismo a pesar de la diversidad de los lenguajes plásticos, percibiendo la existencia como base común para su obra como un método de apropiación directa de la realidad, equivalente en palabras de Pierre Restany, a un «reciclado poético de la realidad urbana, industrial y publicitaria».? Como en el Nuevo realismo, los artistas de Cromática, plantean un regreso a la objetividad y a la figuración como lenguaje que se opone a la poética de lo abstracto, fórmula que, sin embargo, se manifiesta con aportaciones interesantes como I have considered the mischievous, de Vanessa Acioly, el expresionismo abstracto de Corazón de Remedios Rubiales. Apropiandose de objetos ajenos para explicar su realidad y su tiempo, la técnica del décollage opuesta al collage, en Impredecible, de Rayner Ruiz Martinez. Son sorprendentes las tintas de Mateo Pardal Cardama, con un dibujo expresivo e impactante de gran tensión emocional. Y tanto en factura como por su óptica de creación con el crisol de lo surrealista, destaca la obra La resistencia de Larissa. R. Loranco. El intimismo de Mónica Pintos Alfaya en A mi madre y la Guerra contemporánea de Gerard Torres, que, a través de su obra revisa en homenaje, Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, más comúnmente conocido como Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya,

La realidad sociológica en una literalidad de la pintura como hecho visual, la búsqueda por encontrarse en el medio natural es el nuevo sentido de la naturaleza contemporánea. La apropiación de lo real como constatación de presente, es la expresión del paisaje en La entrada de Sergio Rocafort, una apreciación distorsionada por el sfumatto del recuerdo en Nª8 de Catarina Gentil y la inmensidad romántica en clave contemporánea de Azul, de Alex Barros.

El grafitti, concebido como «Actions-spectacles» (Acciones-espectáculo), expresión de la toma de poder del espacio urbano que se escenifica en la obra de Merishui, con una técnica mixta dinámica y efervescente que traslada el espacio de exposición a la vibración de la cultura alternativa y urbana, plena de dinamismo e ironía y lo onírico en el misterio de La tana del Bianconiglio de Davide Lionetti.

Como Jordan Casteel, convierten la pintura en una nueva perspectiva de la vida contemporánea, la intrahistoria de lo cotidiano. La democratización de los nuevos protagonistas: Marta de Xavier Saus, Mi madre, de David Dopazo, Joáo 15:00.40, de Patricia Trinidade, lo esencial de la vida a través de lo trivial en Navegando, de Lucía Alday. Una radiografía de una dimensión más prosaica y poética del día a día es la extraordinaria y sórdida reflexión sobre el hombre de Arturo Méndez Bastida en Homo homini lupus.

En tiempos de identidades virtuales, la figuración vuelve a dibujar un nuevo marco estético para hablar de las mitologías cotidianas a partir de un cuerpo físico dominado por preocupaciones intimas y existenciales: es el nuevo bodegón, una pintura introspectiva, tierna y bucólica a la vez en la que los artistas se proyectan bajo una construcción mental de lo real, antiheroica y vulnerable en el retrato.

Una pintura con mancha y acumulación con trama e interrogantes como Lote Nº 1,68… de Nacho Vergara que remite en su inquietante retrato con naturaleza muerta a El alter ego de Shona McAndrew en su desconcertante apatía.