Maceda recibe a veinte refugiados de Ucrania: «Vienen con mucho dolor»

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE

OURENSE

Tres hoteles alojarán a las mujeres y niños y después se les buscará un hogar

16 mar 2022 . Actualizado a las 10:23 h.

Este domingo era un día especial en Maceda. A las diez de la mañana lucía el sol en la Praza das Toldas y una pulpeira preparaba las raciones mientras poco a poco llegaba más y más gente. Decenas de personas se concentraron allí para recibir a los primeros refugiados de Ucrania que llegan a la provincia, once mujeres y nueve niños. En torno a las once y media de la mañana llegaron las furgonetas que los traían. Había vecinos, como una mujer que explicaba que «non hai moito eramos nós os que tiñamos que emigrar e hai que axudarlles» y algunos portaban carteles con la bandera de Ucrania y un mensaje de bienvenida. También se acercaron por allí autoridades. El convoy lo comandaba el alcalde, Rubén Quintas, y lo recibieron otros miembros del gobierno local y también de la oposición, así como el vicepresidente de la Diputación, Rosendo Fernández.

Cuando llegaron, los presentes les dedicaron un largo aplauso y después comenzó el trabajo de los miembros de Cruz Roja. Uno de ellos hablaba su idioma, algo imprescindible teniendo en cuenta los escasos conocimientos de inglés de los refugiados. De hecho, durante el viaje los voluntarios de Maceda y los ucranianos se comunicaban entre sí escribiendo en el móvil y utilizando un traductor automático. Tras atender sus necesidades más inmediatas después de un viaje agotador de más de 3.000 kilómetros, los refugiados se repartieron en tres establecimientos hosteleros de la localidad que colaboran gratuitamente: Porta Sacra, Lar dos Felos y el castillo de Maceda.

Cansadas y emocionadas por el recibimiento, las mujeres ucranianas hablaron poco a su llegada. Nina, que venía acompañada de su hija, explicó que el viaje había sido muy duro, sobre todo por los familiares que todos ellos dejan en su país. «Todas vienen muy dolidas. Sus hijos mayores se han quedado allí y vienen con mucho dolor. Hay una que está dando gritos y no para. Se sienten ya a salvo, pero con el dolor de haber dejado a sus esposos y sus hijos mayores en Ucrania», explicó uno de los miembros de Cruz Roja que habló con ellas.

Todos los refugiados que han llegado a Maceda han perdido sus casas, remarca el alcalde, Rubén Quintas, que relató que el viaje fue «horrible». Él y los voluntarios que formaban el convoy hicieron 7.800 kilómetros entre ida y vuelta y todos vienen impresionados. «Lo que se ve allí no es solo lo que sale en la televisión, es peor. Hay madres que tienen que dejar a sus hijos en la frontera a Cruz Roja y volver porque tienen personas mayores a su cargo que no pueden salir por sus propios medios. Una tarde, cuando hicimos una parada técnica, había tres personas a las que tuvimos que ayudar porque no paraban de llorar porque no conseguían contactar con su padre», explicó el regidor, que dice que, a pesar de no entenderles casi nada, le impresionó oír cómo los niños preguntaban en la furgoneta continuamente por sus padres.

«Vienen todos muy afectados psicológicamente. Nos enseñaban fotos y vídeos de sus viviendas destruidas y es un terror, un terror», resume Emilio Aguete, uno de los bomberos que formaban parte del equipo de voluntarios que viajó a Ucrania. Según explicó, una de las familias que iban a traer tuvo que quedarse porque su bebé enfermó y tuvo que ingresar en un hospital polaco. Pese a todo, tienen el compromiso de traerle a él, a su madre y a su abuela en los próximos días.

Los refugiados que ya están en Maceda, tras descansar y reponer fuerzas este domingo, visitarán el lunes el centro de salud para que niños y adultos reciban una primera valoración médica. Se les ofrecerá apoyo psicológico y los servicios sociales estudiarán sus casos para buscarles un alojamiento definitivo cuando dejen el hotel. Hay «centos» de familias, según el alcalde, que quieren acogerles. Quintas terminó deseando un final rápido para el conflicto: «Parece mentira que seis ourensáns, no século XXI, vendo polo camiño o campo de concentración de Auschwitz, foramos a buscar refuxiados de guerra. É unha inxustiza que debería acabar cando antes. A solidariedade de todo o mundo, aportando un granciño de area, vai ser máis forte que as balas».