Imagínese usted que el rey de Tailandia se instale en su municipio en una casa de lujo con todo su séquito, dedicándose todo el año a la vida palaciega y de vez en cuando vuelve a su reinado territorial para ejercer los servicios mínimos. Pues esto es pura realidad en el municipio alemán de Tutzing, en Baviera, que tiene aguantar desde el año 2016 al monarca Rama X. Normalmente cualquier extranjero, por normativa fiscal germana, está obligado al menos a tributar por la segunda vivienda. Ahora el ayuntamiento de Tutzing quiere cobrar el impuesto que debe desde el 2016 por la segunda vivienda, alrededor de 500.000 euros. Pero, como goza de inmunidad de jefe de Estado, la hacienda local muerde en granito al no estar ni empadronado, ni registrado oficialmente. El monarca de 69 años es descrito como excéntrico, con una fortuna estimada en alrededor de 60.000 millones de euros. Rama X también pasa regularmente su tiempo en un hotel de lujo en Garmisch-Partenkirchen, que alquila íntegramente para sus estancias. El ayuntamiento no entiende por qué se le permitió estos privilegios en plena pandemia cuando hubo prohibiciones expresas de alojamientos turísticos durante el confinamiento temporal en Baviera. Las alegaciones del gabinete del monarca son que trabaja allí y que no estaba de vacaciones. Pero la legislación prohíbe a un político o estadista extranjero hacer su trabajo en este país si infringe la ley alemana. Es conocido que Rama X firma condenas a muerte en Tailandia o impone penas de prisión drásticas durante varias décadas por insultos e injurias a su majestad.