Leonardo Llamas, arquitecto: «Las casas con eficiencia energética son buenas para la salud»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Pablo Araújo

Este ourensano recibió este año el Premio Especial de Sostenibilidad de la Xunta

03 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Leonardo Llamas (Caracas, 1986) dice que descubrió que quería ser arquitecto cuando llegó al Bachillerato. Hasta entonces nadaba en un mar de dudas, pero su profesor de dibujo técnico en el colegio Maristas, Félix Rodríguez Montenegro, le abrió los ojos. «Me hizo ver que el dibujo era algo que me gustaba mucho y que se me daba muy bien, así que lo tenía todo», recuerda. Desde entonces no ha parado de estudiar, de crecer y de profesionalizarse en el área de la arquitectura. Está especializado en las casas pasivas, un tipo de construcciones en las que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática combinados con una eficiencia energética muy superior a la que hay en las viviendas tradicionales. En esa línea es en la que trabajan en su estudio, Edifico Passivhaus.

—¿Cómo nació este proyecto?

—Es un estudio de arquitectura que fundé hace cinco años junto al aparejador Rubén Domínguez. Hace tres se nos unió la arquitecta técnica María Pérez y ahora también trabaja con nosotros la arquitecta Cristina Montero. Nuestro punto diferenciador desde el primer día ha sido la eficiencia energética. Siempre tuvimos muy claro que queríamos apostar por esta forma de diseñar y de construir viviendas.

—¿Y qué supone la eficiencia energética para la construcción?

—Desde mi punto de vista es el presente de la arquitectura. La gente piensa que la eficiencia energética es aislar un edificio, pero eso es como decir que saber montar en bicicleta es saber subirse a una. Básicamente consiste en saber la energía que se cuela y entra por las ventanas y la que se pierde por los paramentos del edificio. A través de programas de cálculo tratamos de conseguir que la vivienda sea hermética, que transpire con el exterior pero que no tenga infiltraciones de aire no deseadas.

—¿Son viviendas más caras?

—A día de hoy ya no. De hecho estamos construyendo casi al mismo precio que con una vivienda convencional. Una casa eficiente puede costar en torno a un 2 o 3 % más. Pero trae consigo muchas ventajas. El usuario gana en confort porque no hay estratificaciones de aire y mantiene la temperatura en unos rangos muy cómodos. Estas casas se mantienen entre 22 y 25 grados todo el año. Pueden llevar calefacción o aire acondicionado, pero los aportes energéticos son mínimos. Consumen casi tres veces menos de lo que marca el Código Técnico de la Edificación. Estas viviendas gastan alrededor de 300 euros al año en cuestiones de climatización, por eso que económicamente al usuario le convienen. Pero es que además son respetuosas con el medio ambiente y son buenas para la salud porque son viviendas que están ventilando las 24 horas al día. El aire es limpio, puro, no está cargado en ningún momento. Los niveles de materiales orgánicos o de cualquier otro contaminante son ínfimos. Por eso cada vez hay más personas alérgicas o asmáticas a las que este tipo de viviendas les han cambiado la vida.

—Dice que trabajan para crear edificios ecológicos, ¿cómo?

—Queremos ir un paso más allá y somos especialistas en madera. Utilizamos todo tipo de materiales pero consideramos que la madera es el siglo XXI. Tiene una vida útil tremendamente amplia y, haciendo un buen uso de ella, promovemos la gestión forestal. Cualquier material es mucho más contaminante que la madera y eso hay que tenerlo en cuenta.

—Este año recibió el Premio Especial a la Sostenibilidad 2020 que entrega la Xunta, por un proyecto de reforma en un edificio en la calle Colón de Vigo. Háblenos de él.

—Es un proyecto que llega a mí de pura casualidad, por el hecho de estar vinculado a las casas pasivas, una de las condiciones que el promotor tenía claras. Fue muy complicado llevarlo a cabo porque la obra era en un edificio de diez plantas muy estrecho y todo el acopio de materiales se hizo complicadísimo. La verdad es que este reconocimiento significa para mí una reafirmación en la importancia de la eficacia energética. Creo que el mero hecho de que exista un premio a la sostenibilidad es un reflejo de lo que la sociedad demanda y necesita. También creo que tenemos que centrarnos en rehabilitar, en arreglar y reformar, en dar una segunda vida aún mejor a construcciones ya existentes. Y eso se puede hacer también con el passivhaus.

El arquitecto ourensano ha llevado a cabo proyectos en Ghana y Lisboa

Antes de poner en marcha Edifico Passivhaus en Ourense, Leonardo Llamas trabajó en distintos proyectos de arquitectura en lugares como Ghana o Lisboa.

—En un momento muy existencial de mi carrera, cuando todavía estaba estudiando, conocí el trabajo de Santiago Cirugeda, que hace una arquitectura muy social y punki, y empezamos a colaborar. Gracias a él me di cuenta de que quería viajar y descubrir más sobre el mundo y sobre mi profesión. Me surgió una oportunidad en Ghana y no me lo pensé. Allí estuve dos años y pude trabajar en proyectos muy diferentes e interesantes. Interrumpí la experiencia cuando mi abuelo murió y volví a casa. Pero luego conseguí una beca Leonardo a Lisboa y me enamoré de esa ciudad. Cada sitio del mundo tiene unas condiciones concretas y eso afecta a su arquitectura, por eso viajando es muy fácil empaparse y aprender.

QUIÉN ES. 

DNI: Leonardo nació en 1986 en Caracas (Venezuela). Es hijo y nieto de emigrantes retornados con quienes se vino de vuelta a Ourense cuando tenía 12 años. Estudió en Maristas y luego se sacó Arquitectura en la Universidad de Navarra. Trabajó con distintos proyectos en Ghana y en Lisboa y regresó para establecerse en la ciudad de As Burgas en el 2015.

Edifico Passivhaus: Es un estudio de arquitectura situado en el número 57 de la avenida de la Habana. Son especialistas en eficiencia energética, en madera y en rehabilitación.