Una ourensana se doctora «cum laude» con una tesis sobre la grasa visceral y el cáncer de hígado

f. ulloa OURENSE / LA VOZ

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Andrea González entre Ana Crujeiras y Felipe F. Casanueva, que dirigieron su trabajo
Andrea González entre Ana Crujeiras y Felipe F. Casanueva, que dirigieron su trabajo cedida

Andrea González Izquierdo opina que las personas con obesidad deberían de tener un seguimiento más efectivo desde Atención Primaria

17 may 2022 . Actualizado a las 18:58 h.

Que la obesidad es un factor de riesgo relevante para desarrollar un cáncer de hígado es algo que varios estudios epidemiológicos han demostrado. Sin embargo, los mecanismos, el cómo se produce esa relación entre el exceso de grasa y el desencadenante del desarrollo del hepatocarcinoma, no están tan claros. Sobre cómo funcionan esos mecanismos moleculares trabajan equipos como el grupo de investigación de Epigenómica y Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigación Sanitaria del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), del que forma parte la ourensana Andrea González Izquierdo (Ourense, 1989).

Aunque estudió Biología Molecular se acaba de doctorar en Endocrinología, con calificación cum laude, precisamente gracias a la tesis que elaboró partiendo de ese trabajo investigador en el CHUS, bajo la dirección de Ana Crujeiras y Felipe Casanueva. «Un exceso de adiposidad, de la grasa visceral que es la que se incrusta en los órganos, es capaz de desencadenar una respuesta procarcinogénica. Vimos que esa infiltración de grasa, por mecanismos epigenéticos, es capaz de promover un desarrollo tumoral a futuro; y cómo a través de intervenciones para pérdida de peso, esencialmente a través de restricción calórica, podríamos revertir ese efecto», resume la ourensana.

Andrea González recuerda que, aunque existe un factor genético que puede predisponer a desarrollar algunos tumores, «eso que todos hemos oído de que tienes un tipo de mutación o una predisposición hereditaria a determinadas enfermedades, en realidad solo contribuye un 30 %». El 70 % restante está, según explica la investigadora, en lo que se denomina epigenética. «Son todas las condiciones ambientales que rodean y en la que se desenvuelve el individuo y que predisponen a esos cambios. No son una modificación como una mutación, sino como marquitas que se colocan en los genes. Por decirlo de forma sencilla, son como unas bombillas que, en función de si están encendidas o apagadas van a influir en la expresión de los genes y en el desarrollo de enfermedades. Lo que logramos con las terapias para pérdida de peso, en este caso, es que podemos encender o apagar los genes que nos interesan», describe la ourensana.

El estudio incide en la importancia de la obesidad como una enfermedad muy grave por las patologías que puede llevar asociadas. «Es necesario que desde Atención Primaria se haga un seguimiento más exhaustivo de estos pacientes, porque cuando llegan a los endocrinos la situación es ya grave. Vienen porque tienen otro tipo de patologías asociadas, como las cardiovasculares o la diabetes o incluso alguna manifestación de masa tumoral», comenta González. Recuerda que el problema del hígado graso no alcohólico puede pasar desapercibido para un alto porcentaje de la población «porque es asintomático, salvo que se detecte en algún seguimiento por algún tipo de ecografía específica que se haga o de analíticas en las que se detectan ciertas alteraciones».