Los 101 años del ourensano Manuel Tato se cuelan en National Geographic

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Manuel, con una foto de su juventud
Manuel, con una foto de su juventud Miguel Villar

Un vecino de O Carballiño participa en un documental sobre longevidad

03 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Su cara se ha colado en las redes sociales en las últimas semanas con un vídeo en el que se promociona un documental de National Geographic sobre la longevidad. Manuel Tato Vilas tiene 101 años y se defiende perfectamente para la vida diaria. De hecho es completamente autónomo y vive independiente en su piso de O Carballiño, localidad ourensana en la que también residen sus hijas. «Tuvimos que convencerle para que, cuando fue lo del confinamiento, se trasladase a la casa de mi hermana, que tiene jardín, para que pudiera pasarlo en un lugar que le permitiese pasear algo», cuenta su hija Ana. Y es que Manuel es cualquier cosa menos sedentario. «Yo anduve mucho, mucho, mucho. Andar es bueno. Y enfermo nunca estuve», dice restando importancia al dolor de rodillas que últimamente le impide moverse tanto como antes. Quizá en ese dinamismo esté parte del secreto de haber llegado a superar el siglo en unas condiciones físicas y mentales ciertamente envidiables; porque lo cierto es que su longevidad no puede achacarse a una vida regalada.

Su trayectoria vital no ha sido precisamente fácil. Hijo de agricultores, supo desde niño lo que implicaba el duro trabajo del campo y a la edad en la que hoy estaría pensando qué hacer tras salir del instituto, a él le dieron un fusil y, como a tantos otros, lo mandaron al frente en plena Guerra Civil. Le tocó Cataluña y vivió tres años de contienda militar al que se añadió otro más en Ceuta antes de poder volver a su pueblo natal de Loureiro de Figueroa, en la provincia de Pontevedra. Un buen día, ya casado y con tres de sus cuatro hijos nacidos, decidió que si quería mejorar las oportunidades de futuro de su familia tenía que seguir la estela que marcaba la emigración a América. Recaló en Brasil y allí siguió trabajando duro, picando piedra en una cantera. «Metimos el mar para adentro en varios kilómetros. Deshicieron una montaña entera para hacer el malecón de Río de Janeiro», recuerda.

Pasaron tres años antes de poner rumbo a México. Desde allí, en 1954, reclamó a su esposa y los niños, y fue en la capital del país azteca donde nació la cuarta. Trabajó en casas de baños que daban servicio de ducha a los vecinos de los barrios más humildes, en los que no tenían ese tipo de instalación doméstica. Y también montó una mueblería. «Vendíamos en lo que se decía abonos, a plazos; y yo mismo iba cobrar. Los domingos me levantaba de noche y muchas veces los clientes hasta me dejaban el dinero en la ventana para que no los despertara. Fue cuando empecé a andar en bicicleta. Nunca había montado en una antes y recuerdo que había un río que tenía que pasar cargando con ella a cuestas», explica entre risas recordando sus propias peripecias.

Manuel nació en la provincia de Pontevedra y ahora vive en O Carballiño
Manuel nació en la provincia de Pontevedra y ahora vive en O Carballiño Miguel Villar

Aún tardó Manuel casi cuatro décadas en decidir que había llegado el momento de poner fin a su larga trayectoria laboral y regresar a Galicia. Lo hizo en 1991 y decidió instalarse en O Carballiño con su mujer para estar cerca de la hija que se había casado en esta zona de la provincia ourensana. Pero aún así, y a pesar de que había cumplido los 71 años, Manuel no se acomodó. Decidió recuperar la huerta familiar en su pueblo de origen, a media hora en coche de la villa carballiñesa, a la que acudía a diario en su propio vehículo. «Era mi afición, como la caza o la pesca», señala. También le gusta la música. Aún hoy toca la pandereta, algo que aprendió de pequeño y de forma totalmente autodidacta. «Se reunían las mujeres a cantar y tocar, y yo miraba y aprendía», dice.

También fue un buen bailarín, y hasta puede presumir de no llevarse del todo mal con los fogones. De hecho, cocinó para su mujer cuando ella ya no pudo «aunque no tan bien porque era una gran cocinera», dice. Es el único momento en el que se le ensombrece el gesto alegre que luce de forma casi permanente. En su familia opinan que quizá su forma optimista de afrontar la vida está también detrás de su saludable vejez. Porque Manuel no se priva de su vaso de vino en las comidas; ni de su vermú diario a las doce en punto, que en realidad no es vermú, sino ron y Coca-Cola. «Me acostumbré a esto en México», cuenta. Y tampoco tiene problemas en la mesa. «Comer, como de todo y nada me hace daño. Ahora, en esta época, cojo 25 castañas, las aso, las ceno y me levanto por la mañana como si tomara un vaso de agua. Todo me cae bien, tengo buen estómago», concluye el centenario gallego

El lunes se estrena el documental de National Geographic Ciencia de la vida: longevidad en el que Manuel Tato participa, junto a otras cuatro personas que también superaron la barrera de los 95 años. El trabajo audiovisual analiza este fenómeno e incorpora las opiniones de científicos y expertos. ¿Y quién puede ser más experto en vivir que un hombre de 101 años?