La salud mental de los sanitarios desde marzo del 2020: del miedo a contagiarse a la fatiga pandémica

María Cobas Vázquez
m. cobas OURENSE / LA VOZ

OURENSE

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uci covid del CHUO Brais Lorenzo

El hospital de Ourense cuenta con un servicio de soporte emocional para trabajadores del Sergas

04 feb 2022 . Actualizado a las 16:17 h.

Desde hacía años se venía hablando de la necesidad de crear un servicio de soporte emocional a los trabajadores del Sergas. La pandemia del coronavirus lo hizo imprescindible y en el caso del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense precipitó su puesta en marcha.

El servicio está abierto a sanitarios y no sanitarios, y también a sociosanitarios, explica el jefe del servicio de Psiquiatría, Luis Docasar; aunque en la práctica la mayoría de los usuarios (no les llama pacientes porque no están diagnosticados de ninguna enfermedad mental) tienen un perfil muy concreto: enfermeras con hijos, que hacen turnos de noche y apenas pudieron disfrutar de sus vacaciones. Son datos recopilados por el psicólogo Javier González, que refiere que también hay médicos y auxiliares, aunque en cifras mucho más modestas. Son sobre todo trabajadores de primera línea: urgencias, reanimación, atención primaria... y también de salud mental.

En las dos primeras olas referían temor, no tanto a contagiarse (que también) sino a ser vehículo de contagio a sus familias. «Al principio no se dimensionó adecuadamente la pandemia, no había medios ni medidas de protección, y la gente tenía miedo», recuerda Docasar. Ahora, con esa parte superada -la situación epidemiológica es tranquila, las restricciones son cada vez más laxas y parte del personal ya pudo recuperar sus vacaciones habituales- el cuadro que presentan es el de fatiga pandémica. Hay un pico de consultas según se acerca el pico de cada ola. «Es una mezcla de cansancio por no poder ver a quien quieres, porque no tenemos visitas normalizadas todavía en el servicio, porque tenemos que seguir con la mascarilla...», enumera Docasar. Un cúmulo de situaciones que se van sumando a lo pasado hasta ahora, y que se agrava en aquellos que enfermaron o sufrieron la pérdida de un ser querido.

Con un correo electrónico o una llamada telefónica, se inicia el proceso. Aunque algunos llegan derivados, desde atención primaria o (alrededor de 50) la consulta de covid persistente. «La gente con secuelas arrastra mucho estrés, porque les está costando volver a ser los que eran», apunta el especialista; a lo que hay que sumar en algunos casos el factor económico asociado a la pandemia. Dos psicólogos y dos psiquiatras se encargan de escuchar el malestar del paciente y procuran «darle las devoluciones más sanas posibles sobre cómo gestionar lo que siente», explica Docasar. Para la mayoría una a dos consultas son suficientes. «Prevalecen los trastornos de adaptación, que son situaciones transitorias, cierto malestar que no llega a ser un problema de salud mental», añade el psiquiatra, que incide en que al acudir al servicio de soporte emocional se evitan dar un paso más grande después. Pero no para todos es suficiente. Hay algunos pacientes que han terminado en depresión o síndrome del trabajador quemado, pero son los menos. Y también se registró algún ingreso.

En este año y medio de pandemia también hubo muchos trabajadores del Sergas, cuenta Docasar, que pidieron atenciones informales, para evitar que consten sus datos como usuarios de la consulta; y otros hablaron directamente con algún compañero. Además, hicieron intervenciones proactivas, en especial con los jefes de enfermería, tanto en forma de visitas como en intervenciones en momentos de conflicto.