«En los últimos años traemos cuadrillas de fuera; son gente que tiene mucha experiencia»

m. a. REDACCIÓN / LA VOZ

OURENSE

Los jornaleros extranjeros recorren toda la Penísula para recoger las uvas según van madurando

20 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El año pasado fue cuando Bodegas Santa Marta, ubicada en la denominación de origen de Valdeorras, decidió por primera vez recurrir a las cuadrillas de fuera para realizar la vendimia. Llevaban ya unos años notando escasez de vendimiadores y, teniendo en cuenta las condiciones que marcaba la pandemia, optaron por contratar a gente externa. La experiencia fue satisfactoria y, de hecho, este año han repetido. «Son gente muy eficiente, pero a mí me haría ilusión poder recuperar esas cuadrillas nuestras», cuenta José Moreno, el enólogo de la bodega.

«Hasta hace cuatro o cinco anos se nos acumulaba la gente. Un mes antes de la vendimia, venían a la bodega para anotarse y, cuando ibas a empezar, disponías de una lista de 50 personas», asegura Moreno. Pero, en los últimos años, esto dejó de suceder. Poco a poco los integrantes de esas cuadrillas, «algunos de los cuales llevaban con nosotros quince años o más», fueron desapareciendo. «El año pasado y este ya no vino nadie, a la gente no le interesa este trabajo», añade.

Fue entonces cuando optaron por recurrir a las cuadrillas de fuera, formadas por personas de otras nacionalidades que se dedican a trabajar en el campo. «Son equipos que van recorriendo España vendimiando en todos lados y cuentan con mucha experiencia», explica. Tenían otra ventaja: ellos mismos se organizaban y no entraban a la bodega, ni comían allí, «lo que nos permitía que, en caso de que hubiera un positivo por coronavirus, no tendríamos que paralizar toda la recogida», añade.

Este año son también estas cuadrillas externas las que vendimian en esta bodega. «Es una gente que cobra por kilo, que cuenta con mucha experiencia y que coge uva a una velocidad tremenda», relata. La tarea comenzó el pasado lunes «y están funcionando muy bien». Solo para el trabajo de bodega han conseguido contratar a chavales de los alrededores. «La gente que venía fue desapareciendo. Parece que nadie quiere trabajar, y eso que se paga bien», concluye.