Así ayudó Cruz Roja a reducir el gasto eléctrico de 60 familias de Ourense

Fina Ulloa
fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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 Maria Martinez, del área de Inclusion Social y Angela Ramallo, del programa de Eficiencia Energética
Maria Martinez, del área de Inclusion Social y Angela Ramallo, del programa de Eficiencia Energética Agos Iglesias

La entidad organiza talleres, aporta materiales y asume arreglos en los domicilios en los casos más extremos

18 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En lo que va de año Cruz Roja de Ourense ha realizado 269 prestaciones a más de 200 personas dentro del plan Responde, que se puso en marcha para paliar las consecuencias de la pandemia del covid en las economías familiares; y en el proyecto de Atención Urgente han sido 178 las ayudas gestionadas que ofrecieron un respiro a 180 personas. Muchas de estas personas acudieron planteando la imposibilidad de hacer frente al pago de los gastos de recibos de suministros como el de la luz. Para ellos, Cruz Roja tiene un programa de mejora de la eficiencia energética, con el que les ayuda.

¿Pagan los recibos de luz?

No es la norma. La entidad busca que las familias puedan reducir el gasto y tramitar ayudas sociales. «Desde Cruz Roja podemos afrontar el pago de un recibo puntual en el que no dispongamos de margen para otras soluciones, pero no podemos asumir recibos mes tras mes. Por eso cubrimos aspectos como el de la alimentación, para que puedan disponer de más fondos para afrontar estos otros gastos y, paralelamente, medimos la eficiencia energética de la familia para ayudarles a ahorrar», explica Ángela Ramallo, responsable del programa.

¿Cómo se evalúa el peso del gasto en las familias?

Se realiza un estudio personalizado con cada núcleo familiar para ir más allá de las necesidades puntuales. El objetivo es fijar cuál es la situación real para intentar que mejore a largo plazo. Se estudia lo que supone esa factura dentro de la economía del hogar, los hábitos de consumo, la potencia contratada y lo que realmente necesitan, las tarifas que están pagando y también la situación de las instalaciones, el aislamiento y los electrodomésticos del domicilio.

¿Siempre es posible reducir la factura?

En Cruz Roja afirman que casi siempre se puede reducir el gasto con pequeños cambios en los hábitos, pero reconocen que esa única medida casi nunca es suficiente. «Hay familias con necesidades especiales de energía que las hace especialmente vulnerables; por ejemplo, si tienen miembros con enfermedades crónicas, electrodependientes, o bebés», dice Ángela Ramallo.

¿Qué tipo de acciones son las más comunes?

Los talleres de asesoramiento específicos. Allí les ayudan a cambiar aquellos aspectos que están al alcance del propio usuario. El año pasado 155 familias en situación de vulnerabilidad económica participaron en estas sesiones para mejorar la eficiencia energética en sus hogares, y este año ya han pasado 60. Se analiza con ellos la factura para ajustar la potencia contratada, para cambiar a una tarifa más adecuada o para tramitar ayudas sociales como el bono eléctrico. Además se les entrega un paquete personalizado e individualizado, según las carencias detectadas en cada hogar. Puede incluir bombillas de bajo consumo, burletes para puertas y ventanas, regletas eléctricas, reflectores para radiadores o edredones. «Son soluciones sencillas que permiten ahorrar», dice Ramallo.

¿Y si eso no es suficiente?

Hay casos en los que ni los talleres ni el paquete de emergencia bastan. El problema del sobregasto está en las malas condiciones de la vivienda o sus instalaciones, y la situación de pobreza de las familias les impide afrontar reparaciones. Cruz Roja ha asumido en esos casos extremos la sustitución de elementos básicos como calentadores de agua, calderas o electrodomésticos en mal estado, así como pequeñas reparaciones. «El año pasado hubo que intervenir en 4 hogares en los que vivían personas muy mayores y este año en otros dos», dicen.

La titularidad del recibo es una de las principales trabas para conseguir bonificaciones

Una de las principales trabas a las que se enfrentan en el programa de reducción del gasto energético de Cruz Roja es que muchos de los que llegan a la entidad buscando ayuda no tienen el recibo a su nombre. «En general quienes acuden a nosotros no son los dueños de la vivienda. Son personas que viven de alquiler y, aunque por su edad y por sus escasos recursos, podrían tener derecho a bonos sociales y otras ayudas que paliasen ese gasto, resulta que el contrato está a nombre del propietario; y si él no cumple los requisitos para obtener esos beneficios, el inquilino acaba pagando más de lo que desembolsaría si estuviese a su nombre», relata Ramallo.

La responsable del programa reconoce que conseguir que las partes lleguen a un acuerdo para realizar ese cambio «no siempre es fácil». A ello se suma que en ocasiones la vivienda está en una situación de habitabilidad tan precaria que es necesario afrontar reformas para mejorar su aislamiento, eliminar humedades o cambiar ventanas. Pero la realidad es que muchas de las familias no solo no pueden cubrir sus gastos con sus ingresos mensuales, sino que tampoco disponen de ahorros. En esos casos, Cruz Roja afronta la reparación que asume con el apoyo de la Fundación Naturgy, Ecodés y fondos propios.