El servicio que de manera experimental se puso en marcha en Psiquiatría se ampliará a otras plantas y a los hospitales comarcales de Verín y Valdeorras
01 oct 2021 . Actualizado a las 17:16 h.Calma, emociona, estimula... La música tiene un sinfín de poder sobre cada uno de nosotros. E incluso cura -o ayuda a mejorar- en caso de estar enfermos. No sirve para todo, pero casi. Por eso desde hace un año, la musicoterapia forma parte de la oferta de servicios del CHUO. Un convenio rubricado el verano pasado permitió que, durante el último curso, los pacientes de Psiquiatría del hospital de día diesen pasos en su curación con las terapias que imparten Montse López-Merino y sus compañeros. La idea era llevarlo a todas las plantas, e incluso ofertar el servicio a los familiares de los pacientes ingresados y a los trabajadores sanitarios. La pandemia no lo permitió, aunque la idea de López-Merino es retomar ese camino en los próximos meses. Y no solo en el hospital de Ourense. El convenio contempla también que la musicoterapia forme parte de los servicios disponibles en los dos hospitales comarcales, los de Verín y Valdeorras.
Su proyecto se llama No colo de Baubo, en referencia a la diosa griega de la risa curativa, la misma que ayudó a Perséfone a curarse de la depresión. Como en cualquier otra terapia, todo empieza con una evaluación por parte de los profesionales. «Buscamos ver como soan; con esa concepción molecular de que todo está feito do mesmo, e algo do corpo transfórmase e entón aparece a enfermidade», cuenta López-Merino. Estudian al paciente como si fuese una pieza musical, «para ver se hai algo que axustar».
A partir de ahí, se diseñan intervenciones específicas para grupos y también para cada paciente. Aunque elaboran una estructura de tratamiento, la experta asegura que este va cambiando según la evolución de cada paciente, para adaptarse a cada circunstancia. Porque lejos de la rigidez, la musicoterapia se basa fundamentalmente en la improvisación. Por eso tampoco se usa demasiado la música grabada, que puede servir en un primer momento como entrada, pero se apuesta fundamentalmente porque sean los pacientes los que toquen los instrumentos y canten. «Na improvisación cada un mostra a súa personalidade, porque a veces son movementos ou ritmos estruturados e outras non», indica.
La diferencia con respecto a otras terapias, dice, es que el paciente es menos consciente de que está realizando un tratamiento, y eso puede ser una ventaja en determinados momentos. «Por exemplo, se tes que ir a fisioterapia para traballar unha man torpe por unha operación, ás veces doe. Cando fas música e traballas a man coas mesmas funcións, o pracer da música fai que baixe a dor», señala. Nunca habla de elegir una opción u otra, sino de tratamientos complementarios. Y entonces cita el caso de un paciente ingresado por un ictus con afasia, que no podía hablar. «Despois dunha semana de tratamento farmacolóxico, na sesión de musicoterapia desbloqueou a fala», rememora. Fue un momento que recuerda como emocionante, en el que incluso los neurólogos lloraban ante lo que acaban de ver.
Tras las vacaciones de verano, han reanudado el servicio en el área de Psiquiatría, y ahora quieren ir ampliándolo poco a poco. «Queremos estar en Neuroloxía, en Oncoloxía Pediátrica...», añade. Y no solo buscan atender a enfermos. López-Merino tiene la mirada puesta en el personal sanitario. «Despois dun ano e medio de pandemia precisan tantos coidados como os propios pacientes, e queremos traballar con eles», avanza.
Los tratamientos no tienen una duración estándar. Pueden organizarse en una única sesión (sobre todo de cara a pacientes que precisan una hospitalización corta, o que simplemente van a una consulta puntual) a todo un curso. En el caso de Psiquiatría hay sesiones todas las semanas. Los pacientes llegan derivados por su médico especialista, y cuenta López-Merino que la aceptación es muy alta. Y también la perseverancia. Más del 90 % vuelven semana tras semana, y si finalmente acaban abandonando la terapia es más por cuestiones personales que nada tienen que ver con el tratamiento. «Hai moita aceptación e a motivación é altísima», señala.
El hospital será sede del único máster de la especialidad que se imparte en Galicia
Montserrat López-Merino es la presidenta de la Asociación Galega de Musicoterapia -que cuenta con medio centenar de miembros-, Agamus, y la directora del Máster en Musicoterapia Científica Aplicada, que a partir de octubre se imparte en el CHUO. Es la séptima promoción, la primera que se celebra en Ourense. «Estar no hospital é unha gozada, porque é o sitio», dice. Porque ser musicoterapeuta es una profesión sanitaria, no artística, recalca. La que ella ejerce desde hace más de veinte años.
El máster tiene el plazo de matrícula abierto. Hay tres requisitos: tener una titulación superior, haber tenido contacto con la música (no hace falta formación oficial) y vocación de ayudar a los demás. Tienen solicitudes desde los ámbitos social comunitario, clínico, educativo-pedagógico, sanitario... «Penso que para a xente nova que remata os estudos e non sabe que saída laboral escoller, é unha esperanza e unha opción motivadora, saber que existe unha profesión que ten tanta demanda», relata. Y, además, en la que está casi todo por hacer. Porque en lo que se refiere a la sanidad pública, solo tienen servicios de musicoterapia los hospitales de Ourense y Santiago. En el resto de Galicia las únicas opciones, si las hay, son a través de clínicas privadas.