El restaurante Dona Chica acaba de abrir sus puertas en la plaza Saco e Arce de la capital ourensana
31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.En la partida de nacimiento de Francisca Fernández pone que su nombre es Françoise y que llegó al mundo en Francia, en 1973. Pero su familia se mudó a Portugal cuando ella tenía 15 años. «Non me gustaba o meu nome así que dicíalle a xente que me chamara así. Eu síntome portuguesa totalmente», aclara. Viviendo en la aldea de Melgaço, en Viana do Castelo, conoció a su marido, Camilo Fernández, y juntos abrieron el restaurante Chafarix, de cocina casera y tradicional. 24 años después, el matrimonio ha decidido mudarse y expandir su cocina a Galicia. Acaban de poner en marcha un negocio situado en la praza Saco e Arce de la capital. «A maioría dos nosos clientes eran galegos e notamos moito os peches da pandemia. Eu sempre dixen que quería saír da vila para ir a un sitio con máis xente, así que vimos a oportunidade e non dubidamos», explica Francisca. Su restaurante en Ourense se llama Dona Chica y, cómo no, están especializados en comida portuguesa. El nombre es un acto de amor: «É unha homenaxe a Camilo porque el sempre me chama así, Chica. Levamos trinta anos xuntos e eu aprendín todo del na cociña, cando comezamos non sabía nin fritir un ovo», admite. Y ahora la gente hace cola para degustar sus platos. Los que más triunfan de la carta son el bacalao al albariño y los buñuelos y las pataniscas —una especie de tostones— también con este pescado como protagonista. El arroz caldoso portugués, que lleva habas, es otro de los más pedidos. De carnes, el entrecot y la pluma a la brasa son los más escogidos por los clientes. Todo ello a degustarse en la terraza de este local, en una plaza reformada en el corazón del casco histórico ourensano, donde mantienen la cuidada decoración de su predecesor, el restaurante O Pica Pao dos Larpeiros. «Para mín o segredo está en facelo todo con moito cariño. Estou feliz coa acollida e moi agradecida, de corazón», termina Chica, como le gusta que la llamen. ¡Hay que probarlo!