El covid-19 exprime los recursos de la Atención Primaria en Ourense, que reclama más personal

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE

AGOSTIÑO IGLESIAS

«Hay quien no quiere declarar sus contactos estrechos», avisan desde algunos centros de salud

30 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«A filosofía da Atención Primaria é que non haxa listas de espera, e non se está cumprindo», reflexiona Xosé Pérez Bouza, enfermero en el centro de salud de A Cuña, ubicado en la capital provincial. El pasado fin de semana, el gerente del área sanitaria, Félix Rubial, admitía cierta «sobrecarga» por los pacientes en régimen de aislamiento domiciliario a causa del covid-19. El caso es que, para profesionales del sector con muchos años de experiencia en primera línea, el impacto del coronavirus no ha hecho sino dar la puntilla a problemas de índole estructural que ya existían.

«Se non hai substitutos para enfermeiros ou médicos, aí xa hai unha primeira explicación», apunta Bouza. Este fin de semana cogerá unos días de vacaciones tras pasar este último mes cubriendo el cupo de otros dos compañeros. Hasta cierto punto, la tónica habitual de estos últimos años, pero agravada por el repunte de casos que experimentó la provincia en julio. La quinta ola, que en Ourense no ha llegado a traducirse en un impacto hospitalario como el de las fases previas, sigue exprimiendo la capacidad de resistencia de Primaria, con los centros de salud asumiendo funciones que, a priori, le competen a una Central de Seguimiento de Contactos (CSC) «desbordada», según facultativos que trabajan en centros de salud de la ciudad y también el rural.

«Están absolutamente sobrecargados y, en ocasiones, la PCR para un contacto estrecho la solicitamos nosotros. Si no, esto se desboca», explica María José Fernández, facultativa en el centro de salud de Leiro. En el municipio siguen luchando para concienciar a los vecinos de que, aún con la pauta completa de vacunación, quien sea transmisor de covid-19 puede jugarle una mala pasada a quien aún no se haya inmunizado. «Peleamos contra esa falsa sensación de seguridad y también contra aquella gente que no quiere declarar los contactos estrechos, porque la hay», advierte Fernández.

Todo esto se ha sumado, casi que en aluvión desde comienzos de mes, a sus tareas ya habituales. Nunca se dejó de acudir a domicilios particulares para atender a los pacientes, tampoco se desatiende la ronda de llamadas diarias a los afectados por covid-19 adscritos a cada cupo. Y en la temporada estival, cuando menguan los recursos humanos por la etapa vacacional, más de un sanitario se desdobla cuanto puede para que los vecinos no estén desatendidos.

Trinidad Gamarra, que trabaja en el centro de salud de Pontedeva y también ejerce como vocal de Atención Primaria del rural en el Colegio de Médicos de Ourense, ayudó a sus compañeras de Xinzo de Limia a inicios de julio tras la aparición de algún que otro brote. «Surgen cosas que aparecen sobre la marcha, eso es así, pero es cierto que el combo estival de desplazamientos a los pueblos, sumado a las vacaciones del personal y el aumento de los casos de covid-19 resulta agotador. El problema real de Primaria viene de atrás y esto lo remata, porque no se ha invertido en personal», avisa.

Más patologías por controlar

Los sanitarios de A Cuña señalan que el subidón de casos en esta quinta ola, asociado especialmente a la variante Delta del virus, ha incrementado el número de consultas telefónicas a aquellos pacientes que están bajo seguimiento, en sus casas. Y esto lastra, en cierta forma, la atención presencial. «O resto de patoloxías seguen existindo. Eu vexo a diario a xente hipertensa, diabéticos ou pacientes que precisan de analíticas. E o volume de chamadas dificulta todo, deixando a un lado que non sempre che collen», agrega Xosé Pérez Bouza.