Niega haber apedreado un coche de la Guardia Civil tras el desalojo de la terraza de un bar de Entrimo

m. v. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Agos Iglesias

Un amigo del acusado declaró tras los hechos que lo había oído jactarse de dañar el coche, pero en el juicio tuvo dudas

29 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En la noche del 30 de mayo del 2020, cuando el país avanzaba en la desescalada, los agentes de la Guardia Civil del puesto de Bande recibieron una llamada de la central de comunicaciones en las que se les conminaba a acudir a un bar de Entrimo, en el que presuntamente se estaban incumpliendo las normas sanitarias.

Al llegar, los agentes estacionaron el coche en la carretera y se fueron andando al pub, situado a cien metros del lugar del estacionamiento. «La terraza estaba a tope», contó este miércoles en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal 1 de la capital ourensana el funcionario que participó en aquel dispositivo. Al ver la situación, explicó, fueron a hablar con el propietario pero mientras le pedían los papeles, los clientes del bar se escaparon de la terraza a toda prisa, aprovechando que había otra salida. No se pudo identificar a nadie, pero cuando los guardias regresaron al vehículo, se encontraron con que alguien lo había apedreado, provocando daños en el puente de luces, en el parabrisas y los retrovisores.

Lo que ahora pretende la justicia es aclarar si L. R. P. fue quien causó aquellos años. Tras los hechos, varias personas acudieron al cuartel de la Guardia Civil y una de ellas, amigo del acusado, aseguró que lo había oído jactarse de haber provocado esos daños. «Acabo de reventar el retrovisor», dijo haber escuchado en boca del acusado. Eso sí, ante la jueza, que le leyó ese testimonio anterior, no se mostró tan seguro. «No sé qué dijo», afirmó. Tras insistir las acusaciones acabó admitiendo que su amigo, con el que según todos los testigos se lleva bien, «dijo algo de un coche de la Guardia Civil» tras ausentarse un rato y escucharse un golpe. Aseguró también que el acusado «venía riéndose», aunque reconoció que «estábamos todos borrachos». Tanto la fiscala como la magistrada le preguntaron si alguien lo había amenazado o tenía miedo, pero dijo que no.

El acusado, por su parte, negó tajantemente haber sido el autor de los daños, valorados en 1.200 euros. Explicó que tras abandonar el local se fue a una plaza y que estuvo allí un rato, para luego irse a casa. Aseguró que ni siquiera vio el coche de la Guardia Civil porque se fue del bar por otro camino con un amigo. El testigo que debía corroborar este extremo no se presentó a la vista. La jueza amenazó con detenerlo para que se presente a la que se ha señalado para el 23 de septiembre, fecha en la que se retomará este asunto, que desde la Fiscalía de Ourense se ha calificado como un delito de daños.