Las restricciones y los horarios de la Mostra de Teatro penalizaron a la hostelería de Ribadavia

Lúa Rodríguez / R. N. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Júnior Cortés ha sufrido importantes pérdidas en esta edición de la MIT.
Júnior Cortés ha sufrido importantes pérdidas en esta edición de la MIT. Agostiño Iglesias

Al tener que cerrar a la una y ser las funciones principales a las once, los bares no pueden aprovechar el tirón

23 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Las restricciones nos obligan a perder dinero en la MIT», asegura Júnior Cortés, propietario del bar Aljama, en Ribadavia. Desde hace poco más de un mes, la hostelería tiene que cerrar sus puertas a partir de la una de la madrugada, según las medidas que la Xunta impuso en Galicia para combatir el coronavirus. En un principio, estas reglas fueron un alivio para un sector que se ve castigado desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, con la inauguración de la Mostra Internacional de Teatro en Ribadavia, los hosteleros se vieron afectados por estos horarios.

La última función del día termina poco después de la medianoche. La gente sale del teatro y se acerca hasta el bar para disfrutar del buen tiempo. Sin embargo, al tener que cerrar a la una de la mañana, ya no da tiempo a tomarse nada. «Al salir del teatro, sobre las 00.45, empiezan a llegar turistas, sobre todo de fuera de Galicia que no conocen las restricciones de la comunidad, y no podemos servirles nada porque ya tenemos que cerrar», asegura Júnior.

El propietario del bar Aljama no considera que se esté criminalizando a la hostelería. «A pesar de las grandes pérdidas que tenemos, hay que arrimar el hombro», asegura. Aún así, reconoce que no ha tenido apoyo suficiente por parte de la organización de la MIT ni del Concello de Ribadavia. «Deberían haber adaptado los horarios. Si saben que cerramos a la una, podrían haber puesto el inicio de la última función media hora antes para que la gente saliese sobre las doce de la noche y pudiese acercarse a los bares», propone Júnior.

Los daños económicos también son evidentes. En el caso del Aljama, las pérdidas en el primer fin de semana de la MIT rondan el 70 %, comparado con el del año pasado. «Aunque en el 2020 estábamos ya en pandemia, no había hora de cierre en los bares, por lo que la gente al salir de la Mostra aún podía venir», apunta Júnior.

El tiempo tampoco ha jugado a favor de la hostelería. Las altas temperaturas fueron un impedimento para que por las tardes las terrazas se llenasen de clientes. «La gente va a la piscina o al río porque hace calor. Después, cenan y se van al teatro. Ya no pasan por el bar», asegura Júnior.