Estar a la altura

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

11 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con todas las excepciones personales (siempre habrá un mal médico, un mal enfermero, un mal panadero o un mal periodista), creo que la sanidad ourensana ha estado a la altura de los retos que impuso la pandemia. Y eso supone que algo habrán hecho bien los que mandan, los que mandan un poco menos, los que coordinan y los que curran, sobre todo los que curran mucho. ¿Que a lo mejor podrían haber hecho mejor algunas cosas? Seguro. Pero no creo que el virus que puso patas arriba el mundo les dejase mucho margen. Yo salí en su momento del cribado y más recientemente de la vacunación pensando que las cosas funcionaban realmente bien. Y no es fácil, por ejemplo, tener a 170.000 personas inmunizadas en la provincia. A la altura, en definitiva.

No todos podemos decir lo mismo. Porque, en la mayor crisis sanitaria de nuestra historia, hay taaantos que dejan taaanto que desear. Los jóvenes que nos han aupado a la quinta ola, sabiendo lo que sabíamos; los padres de los menores que han decidido consentirlos con el último modelo de covid-19; los que se quejan amargamente en la cola de la vacuna porque les hacen dar la vuelta tras haber ido en un turno que no les correspondía (que así después se iban a la piscina o a echar el sulfato) y no entienden que tres mil dosis no se organizan así como así; la señora que sale del ascensor sin mascarilla y al ver cómo la miran mis hijas dice «Tranquilas, que estoy vacunada», pasando absolutamente de que ellas no lo estén. También los que tienen que encargarse, en los despachos, de aquí y de allá, de que los agentes de las fuerzas de seguridad hagan cumplir las normas -que nos habían dicho que algo tenían que ver con eso- con medios, con solvencia, con compromiso y, por qué no, con cierto sacrificio. ¿O creen que aquellos sanitarios a los que un día aplaudieron lo hicieron todo de ocho a tres?