Para evitar que esto ocurra y facilitar que las empresas sepan a qué atenerse, se ha enviado desde la Fiscalía información detallada en relación a las estafas más comunes que se han detectado en los últimos tiempos. Una de ellas es el fraude del CEO, que tiene como objetivo engañar a empleados que tienen acceso a los recursos económicos, para que paguen una factura falsa o hagan una transferencia desde la cuenta de la compañía. «Puede darse el caso de que la víctima reciba un wasap de alguien que se hace pasar por un directivo de la empresa y le pide que haga de forma urgente una transferencia de cierta cantidad de dinero porque se ha dado una oportunidad de negocio», explica el fiscal, que asegura que ya se han detectado varias estafas de este tipo en la provincia. En la información que se ha hecho llegar a las empresas, se facilitan algunas señales que pueden ayudar a detectar este tipo de situaciones, y también consejos a poner en práctica no solo por el empleado, sino también por la empresa, recordándose la importancia de contactar siempre con las fuerzas de seguridad cuando se sufra un ataque de este tipo.
Pagos que se pierden
El fraude de las facturas es otro de los engaños más habituales que están sufriendo las compañías. En este caso alguien que dice ser un representante de un suministrador, proveedor o acreedor, contacta con la firma o negocio a través de varias fórmulas. Puede ser por teléfono, por carta o por correo electrónico, pero siempre el estafador solicita que se cambien los datos bancarios para el pago de la próxima factura, un gesto que puede parecer normal y por tanto no despertar las sospechas del pagador. Eso sí, en cuanto ordena la transferencia a esa nueva cuenta, que en realidad está controlada por el estafador y no por el cliente, el dinero se pierde. «Hemos detectado casos en los que el rastro del dinero se pierde en Shanghái», explica el fiscal especializado, que da cuenta del doble problema que genera esta modalidad de estafa para quienes la sufren, ya que no solo se produce una pérdida de dinero, sino que el cliente no ha cobrado y reclama la deuda, generándose a veces conflictos que pueden incluso acabar en los juzgados.