Panorama para vacunar

Luis Gulín EL DESCORCHADOR

OURENSE

05 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estos días se critica mucho en Alemania la lentitud en el proceso de vacunación de las personas, llegando estadísticamente de momento alcanzar a un ridículo 7 por ciento de la población. Y digo estadísticamente, porque hay muchos que son llamados a ponerse la vacuna pero no van. Eso trae problemas. El ejemplo más preocupante es Berlín, donde la última semana de marzo alrededor de 120.000 mil personas llamadas a vacunar no aparecieron. La imagen de centros de vacuna similares a Expourense casi desérticos llamaba la atención para una urbe como de la capital de Alemania. Las causas de la incomparecencia son varias: desde una fuerte implantación de los negacionistas, pasando por los temerosos a inyectarse la Astra Zeneca, y también, por desgracia, mucha población inmigrante que no entiende el alemán y no atiende las llamadas o no entiende los mensajes que reciben en el móvil de las administraciones sanitarias. La otra cara de la vacuna es Serbia: miles de balcánicos se acogen al turismo de vacunas porque a los serbios les sobran las vacunas, por la simple razón que la población autóctona pasa, por ahora, olímpicamente del tema. Esta circunstancia es aprovechada incluso por centenares de austríacos y alemanes con origen migratorio balcánico y aprovechando tener dos pasaportes se desplazan a centros de salud próximos a la frontera de Serbia y voilá feito. Obviamente todo esto previo depósito de una cantidad (no llega ni a los 15 euros, para los nacionales es gratuito). Al menos hay que sacar algo de provecho al tema, dice la sanidad serbia.