Los apicultores preparan sus trampas para cazar a las velutinas reinas

Maite Rodríguez Vázquez
Maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

En primavera, es crucial evitar que construyan los nidos primarios

21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia prepara su campaña de lucha contra la vespa velutina, la avispa asiática que ha ido conquistando poco a poco más terreno, y que resulta un problema no solo para la apicultura sino para todo el medio ambiente y para los trabajadores del campo. La provincia de Ourense no está tan afectada como las costeras, pero las zonas ribereñas de los ríos sufren esta plaga. Es en nuestra provincia, de las cuatro gallegas, donde hay mayor número de apicultores profesionales o, al menos, con mayor número de colmenas. En primavera, o incluso antes, es el momento de poner las trampas para cazar a las avispas reinas cuando salgan de su hibernación y antes de que construyan los nidos primarios.

No todos los años hay la misma cantidad de avispas, la climatología influye y con temperaturas bajas muchas reinas morirán, explica Suso Asorey, de la Asociación Galega de Apicultura (AGA). «Se vén o tempo suave, farán os niños primeiro nas Rías Baixas; na maioría dos sitios será a mediados de marzo», pronostica. Este invierno ha sido bastante frío, con heladas, nieve y lluvia por lo que es posible que el proceso se retrase un poco, matiza, quizás hasta el mes de abril.

En la provincia de Ourense, construyen nidos en los valles del Miño o Limia, pero hay avisos de la mayoría de concellos. Las velutinas se desplazan y la plaga avanza 100 kilómetros cada año. De ahí la importancia de las trampas para frenarlas. Asorey considera que el reparto de trampas a los apicultores por parte de la Administración -quince mil el año pasado- es eficiente, pero no deja de ser «un parche» y defiende que se realice un trampeo planificado.

La mejor técnica, la trashumancia; el futuro, la investigación

Hay mucha variedad de trampas y de artefactos para combatir las velutinas. Asorey apunta al buen resultado que dan las arpas eléctricas, aunque el aspecto negativo es que son instrumentos caros. Para el representante de la AGA, la mejor técnica es la trashumancia: «Despois da primeira colleita de mel no mes de xuño -na costa, é de eucalipto- os abelleiros cargan as colmeas en remolques ou camións e van á montaña de Ourense, onde hai pouca velutina porque as temperaturas son máis baixas. É a mellor solución».

Por ahora. Desde la AGA, consideran que el futuro para acabar con esta plaga pasa por la investigación, a través de la cual se puedan encontrar sustancias o microorganismos, bacterias u hongos, que provoquen la autodestrucción de los nidos de velutina.

El Plan de Loita Contra a Vespa Velutina de la Xunta contó con 2,3 millones de euros el año pasado -este año serán 1,7 millones- y se basa en la concentración de recursos para eliminar los nidos dañinos. Durante el estado de alarma por el covid, el servicio de avisos permaneció activo, indica la Administración.

Los apicultores sufren una pérdida del 30 o 40 % de sus colmenas, por lo que consideran que debería haber ayudas para reponerlas. La provincia de Ourense es donde hay mayor número de apicultores profesionales en Galicia o, al menos, con mayor número de colmenas, indican desde la AGA. Si en Galicia el promedio de colmenas por apicultor es de 40; en Ourense es de 70, apunta Asorey. Esta asociación realiza cursos telemáticos en los que participa bastante gente joven. Asorey recomienda esta actividad como un complemento de ingresos. Si se tienen castaños o frutales es ideal tener abejas, pero es un riesgo grande, advierte, tener colmenas como única actividad económica.

Trampeo y retirada, métodos actuales

Sobre los tipos de trampas existentes, Asorey apunta que existen productos comerciales, como los que distribuyó la Xunta el año pasado, y también atrayentes que se pueden comprar y que resultan eficaces para que las avispas reinas se aproximen a las trampas. Los abejeros también los fabrican de forma casera con agua (5 litros), azúcar (2 kilos) y levadura para pan (30 gramos).

colocación de trampas

Cerca de las colmenas y más allá. «Nós facemos o que podemos e captúranse miles, pero só as que están a 200 metros do apiario. Non é suficiente. O ideal sería que algún organismo trampeara onde se puxeron os niños primarios o ano pasado», considera Asorey. Esos nidos se ven bien en invierno en los árboles de hoja caduca, añade. Sería ahí donde habría que colocar las trampas. Porque los nidos situados en esas zonas, aunque lejos de los 200 metros de la colmena, son dañinos para las abejas que volarán trabajando en busca del néctar. Y la eliminación de nidos, que hay que hacer, no es suficiente, apunta Asorey. «Os niños secundarios son moi malos de ver, están ben camuflados. Son perigosos para a xente que traballa no campo», aprecia. Asorey apunta que un apicultor puede trampear uno o dos kilómetros a la redonda de su apiario. Los vecinos con huertas pueden ayudar poniendo trampas. Concellos como O Pereiro de Aguiar contrataron a una empresa especializada que colocó las trampas de forma selectiva en las zonas donde se habían retirado más nidos.

Incidencia por concellos

El 60 % de avisos, en 18 concellos. En el año 2020, se asignaron 2.962 avisos de este tipo a Seaga, indica Vicepresidencia de la Xunta, y se retiraron 1.518 nidos. El municipio de Ourense es el que tiene mayor número de avisos (397) y se retiraron 199 nidos; O Carballiño es el segundo, con 177 avisos y 108 nidos retirados. En Coles, se eliminaron 55. El resto de concellos bajaron del medio centenar: O Barco de Valdeorras (48), Vilamartín de Valdeorras (48), O Pereiro de Aguiar (49), Barbadás (44), Leiro (43), Melón (42), Cortegada (42), San Cibrao das Viñas (40) y Celanova (37).

Meses con más avisos

Agosto y noviembre. El mes de agosto es el que tuvo más incidencias (534). La retirada de nidos comenzó el año pasado en abril y en los primeros seis meses no hubo demasiados casos. El otoño es otra época fuerte en cuanto al número de avisos, aunque menos que el verano. En noviembre, con la caída de las hojas de los árboles, se ven mejor los nidos y hay más llamadas. A partir de diciembre, comienza la inactividad, precisan desde la Xunta. No todos los avisos terminan con retirada porque algunos nidos son de otras especies de avispa, están inactivos o ya se quitaron.