La vieja estación de autobuses de la capital ourensana ya está prácticamente demolida

Con retroexcavadoras y grúas arrancó hace poco más de un mes la demolición de la vieja estación de autobuses de la capital ourensana. Después de semanas de trabajos previos que sirvieron para desmontar la instalación, el edificio se echó abajo y estos días apenas quedan en pie unas cuantas paredes, las de la antigua zona de consignas. Las obras supusieron una inversión de más de medio millón de euros. Está previsto que en ese solar se construya un geriátrico, impulsado por la Fundación Amancio Ortega. Las obras han cambiado la fisonomía del barrio de O Pino.

Mientras tanto continúan las obras de la infraestructura que le dará el relevo a la derribada y que está integrada en la nueva estación intermodal. La conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, aseguró en una reciente visita a Ourense que las obras estarán terminadas este mes, de manera que podría entrar en funcionamiento en febrero.

Precisamente ayer el PSOE señaló las «promesas incumplidas de Ethel Vázquez coa nova estación de autobuses de Ourense, un pendello que segue en obras o propio día no que a conselleira de Infraestruturas e Mobilidade anunciara que se poría en funcionamento». Los socialistas exigen explicaciones a la Xunta y aseguran que es la tercera vez que se incumplen los plazos. Insisten en que la estación será la «máis contaminante e máis pequena de todas as galegas». El PSOE también ha censurado el muro que rodea el centro de salud, concebido para insonorizar la zona, y que definen como trinchera.

Respecto al centro previsto en el solar de la antigua estación los socialistas exigen una hoja de ruta. «Os terreos seguen a ser titularidade do Concello», e de momento «continuamos sen saber se está resolto ou non o conflito urbanístico que pesa sobre a parcela a día de hoxe», advierten en un comunicado. 

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