Isabel Garrido: «En el campo hay oportunidades para mujeres emprendedoras»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

La presidenta de Femuro pone el foco en la lacra de la violencia de género

24 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La Federación de Mulleres Rurais de Ourense (Femuro) acaba de ver reconocida su labor para construir una sociedad con mayor igualdad, justicia y solidaridad con la concesión por parte de la Xunta de la medalla Emilia Pardo Bazán. Al frente del colectivo lleva algo más de una década, María Isabel Garrido, que considera que la distinción es un aval para su labor, más difícil que nunca ahora en tiempos de pandemia. Avanza que nada les detendrá en su empeño por visibilizar las reivindicaciones en clave femenina del rural ourensano, especialmente en materia laboral y en la lucha contra la violencia de género.

-¿Qué supone para la federación esta distinción?

-Para Femuro es un incentivo para seguir trabajando en la misma línea, que es la de potenciar a la mujer rural en todos los aspectos, desde el social al económico. Por otro lado, es un orgullo que nos hayan concedido esta medalla, aunque habrá otros colectivos que también serían merecedores de ese reconocimiento.

-Por la dilatada trayectoria de Femuro conocen de primera mano las principales trabas con que se encuentran las mujeres en el rural. ¿Cuáles serían las principales?

-Toda la población del rural de Ourense es de las más envejecidas de España. Por un lado, tenemos la problemática de esas mujeres con cierta edad que es muy distinta de la que tienen las jóvenes. En el caso de las que están en edad de trabajar, la principal dificultad que se encuentra es la de la falta de trabajo. En el rural se nota más por la despoblación y la gente se busca la vida en las ciudades. Es cierto que se nota que hay un pequeño incremento de mujeres que apuestan por establecerse en el rural, pero es un avance lento. Nosotros nos centramos mucho en realizar jornadas de emprendimiento, para que se animan a abrir su propio negocio. Buscar ellas mismas su oportunidad.

-También se han mostrado muy activas en la lucha contra la violencia de género.

-Sigue siendo una gran problemática. Todavía hay mujeres a las que les cuesta denunciar que son víctimas de malos tratos. Hay una parte oculta que provoca que queden denuncias sin presentar. Para evitar esta lacra es fundamental que la mujer sea autosuficiente y no tenga que tener esa dependencia de una persona que la maltrata.

-¿Qué consejo le daría a las mujeres que estén sopesando buscar una alternativa en el rural?

-Creo que es una cosa puntual. Hay gente que compró alguna cosa, pero entiendo que el confinamiento pudo ser un empujón para quien ya lo tenía. Hay gente que vuelve al rural porque es una vida más sana, pero temporalmente a lo mejor durante los meses de verano. Más allá de eso, no veo que vaya a ser una cosa generalizada. Está claro que si te confinan y te meten tres meses en un piso, echas de menos tener un espacio en el rural, especialmente las personas que vivían solas. En cuanto pase la pandemia, los seres humanos somos muy olvidadizos y volveremos a las rutinas habituales.

-¿El rural tiene oportunidades laborales para la mujer?

-Hay bastantes oportunidades en el campo, incluso proyectos que pueden ser innovadores. La gente se ha acostumbrado al teletrabajo y te puede permitir trabajar en la agricultura a tiempo parcial. Es algo que se verá un poco más adelante. El rural ofrece muchas posibilidades, pero no siempre es fácil percibirlo desde la gente que vive en las ciudades.

-¿El agro, en sectores como la viticultura, ha sido terreno hostil?

-En el caso de O Ribeiro el hombre tenía más protagonismo que la mujer, pero siempre hicimos un trabajo de apoyo en el campo. Es cierto que puede ser que lo hiciera de una forma menos activa que en el caso de la montaña. Afortunadamente, se ha avanzado mucho en el terreno de la maquinaria y eso también facilita la presencia de la mujer.

Una red con 68 asociaciones y que se gestó en las oficinas de Extensión Agraria

El germen del que brotó la federación de mujeres rurales de la provincia nació en el servicio de Extensión Agraria en Ribadavia allá por la década de los sesenta. María Isabel Garrido, junto con otras compañeras del servicio, trabajaban codo con codo con todas las asociaciones que había desperdigadas en la provincia y pensaron que era una buena opción ponerlas en contacto a través de una federación. Ahí nació Femuro, que ahora cuenta con 68 colectivos repartidos por todas las comarcas de la provincia y que cuenta con una sede física en Verín.

-¿La pandemia les complica el día a día de la federación?

-Estamos un poco paralizados por la pandemia. Tenemos 68 asociaciones dentro de la federación. Están desperdigadas por la provincia de Ourense y todas realizan sus programas. Nosotros coordinamos ese tipo de actuaciones y realizamos actividades para tenerlas en contacto en las que reunimos a bastante gente. Tuvimos antes de la pandemia jornadas con 400 personas, pero ahora es algo inviable. El año pasado ya tuvimos que aplazar actividades y este año vamos por el mismo camino, al menos hasta junio. De todas formas, la federación sigue funcionando y la sede en Verín está activa. Tenemos videoconferencias con clubes de lectura, lo que permite familiarizarse a las asociadas con las nuevas tecnologías. La pandemia provoca que estemos funcionando a medio gas.

-¿Desde los inicios de Femuro hasta ahora ve que hay una mayor predisposición de las mujeres para asociarse y reivindicar sus derechos en el entorno más rural de la provincia?

-Las mujeres en aquella época les costaba organizarse y reunirse. Logramos que se empoderaran y se pusieran a funcionar como asociaciones.