Inocencio, de 90 años, el primer ourensano vacunado: «Xa podo bicar aos netos»

OURENSE

Inocencio Corbal, primer vacunado contra el covid en la provincia de Ourense
Inocencio Corbal, primer vacunado contra el covid en la provincia de Ourense Santi M. Amil

La campaña de vacunación ha comenzado en una vivienda comunitaria de Ourense

29 dic 2020 . Actualizado a las 19:13 h.

«É un día moi alegre para todos nós; non sabería dicir se estamos ante o principio do fin ou ante o final do principio, pero en calquera caso hoxe é un punto de inflexión na abordaxe desta pandemia que tanto sufrimento ten producido na nosa poboación», ha dicho el gerente del área sanitaria, Félix Rubial, a las puertas de la vivienda comunitaria San Marcos II, en Cudeiro (Ourense). El pequeño centro asistencial fue el elegido por el Sergas para iniciar la campaña de vacunación del coronavirus en la provincia. Veintiséis personas, entre residentes y usuarios, ya han recibido la primera dosis. En 21 días recibirán la segunda para completar el ciclo de la vacuna de Pfizer.

Inocencio Corbal, de 90 años, ha sido el primero en recibir el pinchazo. Después han ido pasando sus 19 compañeros de residencia, y los 6 trabajadores del centro. 

«De nervios nada, moi contento», confesaba Corbal nada más salir. «É unha alegría, unha satisfacción; porque agora xa podo bicar aos netos e aos fillos e todo», contaba. Hace dos meses tuvo una nieta, pero solo pudo verla de lejos. «Trouxérona e vina, pero dentro do coche», añadía el hombre, natural de Sarreaus. «Agora de boa gana a collía», razonaba. Explicaba que para los residentes de San Marcos es una satisfacción y una alegría recibir la vacuna. «Agora xa estamos ben, e ser os primeiros é como unha lotería», decía. Animaba a la sociedad a vacunarse, «porque non se sinte, sábena poñer máis ben...».

Gabriel Rúa, director de la vivienda comunitaria San Marcos II, calificó de muy alegre el día. «Estábamos esperando este momento, porque fueron momentos muy duros. Ellos ahora están muy contentos, lo pasaron muy mal. Nosotros también. Al principio fue muy duro, nos quedamos aquí día y noche para evitar riesgos». Recordó aquellos encuentros tristes con los familiares, cuando los residentes no podían abrazarles y volvían llorando hacia el interior de la vivienda. «Ahora esperamos que llegue el momento en que puedan dar un beso y sacar las mascarillas y que lloren de felicidad, y que sea ya el final y que sea pronto», añadió. Nadie dudó en ponerse la vacuna, al contrario: «Había ganas». 

Pepa Rodríguez Araújo, coordinadora asistencial de la campaña de vacunación, explicó que el proceso transcurrió sin incidencias. «Todos estaban moi contentos, para eles é un momento de esperanza; o que dixeron é 'a ver se agora podemos abrazar aos nosos familiares', iso si que o dixeron todos». Incluso los trabajadores mostraron su deseo de estar protegidos para poder estar tranquilos. Contó que en estos primeros días de vacunación las dosis llegarán a las residencias en las que no hubo ningún caso de coronavirus a lo largo de la pandemia. Se decidió así por razones médicas y se seguridad, para «previr que os maiores estiveran máis protexidos; xa que eles non tiveron ningún caso, polo menos intentar minimizar o risco de que o poideran coller antes de que lles chegara a eles a vacina». El personal de enfermería vivió la jornada con ilusión y nervios, añadió.

Luz María López, la enfermera encargada de administrar la vacuna a Inocencio, calificó de ilusionante el momento, «sobre todo al verlo a él tan contento, porque no sabes cómo van a reaccionar, algunos tienen miedo, desconfían... Pero estaba tan feliz, tan contento...». Reconocía que no había dormido bien esta noche, «porque es una responsabilidad muy grande»; pero, añadió, «con ganas de empezar y que todo esto acabe». Ahora pasado los nervios del primer día, se mostraba esperanzada con los resultados. Por delante, unas semanas de trabajo duro, «pero ahora con más seguridad, porque el miedo ya pasó».

Además, aprovechando que habían sobrado tres dosis, se le administró la vacuna a tres de los cuatro enfermeros que acudieron a la residencia de Cudeiro.