«Vivo con ocho euros al día»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Continúan las colas del hambre a las puertas del comedor de Cáritas, que atiende cada día a centenares de personas cuya situación ha empeorado por la pandemia

23 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde el comienzo de la pandemia, pero con más intensidad desde que los ciudadanos empezaron a notar las consecuencias económicas de la crisis sanitaria, Cáritas se ha convertido en el refugio de muchos ourensanos.

A las puertas de su comedor social cada día se agolpan decenas de personas, bolsa en mano, para poder llevar a casa la ración diaria de comida. Ya son pocos los que comen en el interior del centro, por motivos de espacio y para respetar las medidas de seguridad impuestas por el covid-19.

Detrás de cada persona que hace cola hay una historia. Les cuesta decir sus nombres y más ser fotografiados pero hablan, algunos sin rubor, sobre su situación. «Estoy tirado en la calle, me sacaron todo. Me desahuciaron, tengo que pagar una habitación que me cuesta 200 euros y vivo con 8 euros al día», afirma un hombre que espera para recoger su comida. Son las 11.30 horas de la mañana. Está enfadado: «Quedé viudo con 36 años y no pude pagar la hipoteca de la casa y ahora, después de veinte años, me embargan».

Hace tiempo que no puede trabajar: «Tengo una hernia discal, desgaste de cadera, con informes y todo. Y la médica va y me dice que mientras pueda andar... Además, tampoco tengo ni para las medicinas. ¡Mira como está la justicia!». Afirma que cobra un subsidio de 430 euros. «Me quedan 230 para vivir al mes, después de pagar la habitación. Luego ves lo que dicen los políticos y es todo mentira. Afirmaron que durante la pandemia no se podía embargar, pues llegué al banco y me dejaron sin un duro, no de ahorros, sino del paro», afirma. Hace un mes que está en esta situación: «El problema es que en algunas instituciones a las que acudí me dijeron que no tenía derecho a nada, porque me llegaban los 430 para vivir, que con 8 euros al día era de sobra». No le quedó otra que acudir a Cáritas para comer caliente todos los días y poder ahorrar para pagar la habitación donde ahora vive. «Ahora cojo la comida y me voy a la habitación, donde tengo derecho a cocina y a lavar la ropa. Algo es algo. Después miente todo el mundo hablando de ayudas».

«Me quedan 230 para vivir al mes, después de pagar la habitación

Mientras espera en la cola, del comedor sale una mujer. Es cubana. Se casó con un alemán pero la historia no acabó bien y viajó a Ourense, donde ya vivía una amiga. «Estoy necesitada porque llevo seis meses en Ourense y no he encontrado trabajo», relata. Es cocinera de profesión: «Tengo el carné de identidad de Alemania pero es necesario un proceso en los documentos para ver cómo puedo instalarme aquí. Mientras, tengo que coger aquí la comida», explica. Cuenta que no dispone de ningún dinero al mes, solo de la ayuda de una de sus hermanas: «Esto no puede ser siempre. Algún mes que otro lo hace, pero...».

Su crisis matrimonial sucedió en plena pandemia del covid, sin poder viajar a Cuba, y creyó que en Ourense encontraría un refugio. «Mi amiga me dijo que viniera y esa fue la solución inmediata. En Cuba era cocinera en una universidad donde estuve trabajando veinte años, me vine para Alemania pensando que el matrimonio iría bien, pero fue un fracaso». De repente, afirma que quiere decir algo importante: «En España te atienden muy bien y te ayudan, pero deberían dar más oportunidades a las personas para trabajar, hacerles pruebas, aunque sea de pocos meses. Yo tengo ganas de trabajar no se trata de tener papeles». Y habla de la dignidad que supone tener un empleo: «Se necesita para sentirse bien y tener cierta libertad. Está claro que el comedor es fantástico ya que voy sobreviviendo, pero lo que quiero es que alguien me dé una oportunidad, para sentirme persona, no vivir siempre con las ayudas».

Deberían dar más oportunidades a las personas para trabajar, hacerles pruebas

Cada vez aparece más gente en la cola para recoger la ración diaria. Entre ellos se conocen e incluso se preguntan cómo les va la vida. Es el momento en el que pueden hablar más libres y de tú a tú.

Menú especial de Navidad, solo para llevar a casa

Las personas que acuden a diario al comedor de Cáritas recibirán en Nochebuena, Navidad, Fin de Año y Año Nuevo un menú especial. No habrá, como en otros años, un encuentro con el obispo ni podrán disfrutarlo de forma comunitaria.

Desde el inicio de la crisis del covid se ha atendido diariamente a aquellos que lo han necesitado, pero fue necesario tomar una serie de medidas para evitar concentraciones de personas ante la puerta.

A principios de este mes, los responsables de la entidad ya vislumbraban que habría un aumento considerable de usuarios, por la llegada del invierno, porque muchos ourensanos que tiran de sus ahorros se han quedado al límite y por el retrasos en algunos pagos de los ERTE. Y solo con observar las colas se nota, aunque haya horarios asignados para evitarlas.

Sí que comerán y cenarán acompañado en las fechas señaladas los usuarios del centro de transición a la vida autónoma. En este servicio del Obispado hay personal las 24 horas del día los 365 días del año para acompañar a esos ourensanos que lo que más necesitan es sentirse parte de la comunidad. Está en A Valenzá y lleva abierto desde enero del 2017. El objetivo principal es ofrecer acompañamiento y actividades de ocio, al ser básicos para la inclusión social. Y la Navidad es una de las fechas más importantes.