«Ahora mismo, si queremos a nuestros mayores lo ideal es no ir a visitarlos»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

José Luis López-Álvarez, miembro del comité clínico, insta a que las cenas de Navidad sean solo entre convivientes

23 dic 2020 . Actualizado a las 20:18 h.

«Para algunos de nosotros, es la primera pandemia de nuestra vida. Y prevemos que no va a ser la última», dice José Luis López-Álvarez Muíño, coordinador del centro de salud de A Cuña y miembro del comité clínico que asesora a la Xunta en la crisis sanitaria por el coronavirus.

—¿Por qué señala que seguramente veamos alguna más?

—Tenemos un contacto muy estrecho con los animales. Sobre todo, en los países asiáticos, pero aquí también. Y hay virus, como este, que en cualquier momento pueden saltar a la especie humana.

—Entonces, con aprender la lección sobre lo ocurrido tampoco basta.

—La primera ola nos cogió desprevenidos. A muchos nos sorprendió que aquí no se tomasen el nivel de alarma totalmente en serio cuando el virus estaba totalmente extendido en el Véneto y Lombardía. En el país no teníamos suficientes respiradores, por ejemplo. Y con la segunda ola, creo que hicimos una desescalada muy rápida, pero es verdad que es fácil criticar a toro pasado.

—En Galicia, ciudades como Ourense o Santiago están asistiendo a un repunte de casos tras librarse de restricciones hace poco.

—En Santiago está aumentando a gran velocidad, por eso se cerró. No por la gravedad en sí, sino por la incidencia acumulada en muy poco tiempo. Los repuntes suelen ser habituales en estas olas, porque no hay una caída libre de repente, pero es preocupante estando a las puertas de estas fiestas y porque no podemos comenzar enero con otra ola. Si aumentan los casos, a los siete días crece la presión hospitalaria y a los catorce pasa factura en las uci.

—¿Qué escenario se contempla de cara a la Navidad?

—Sabemos que la gente se va a juntar. ¿Qué prevemos? Que existen altas probabilidades de que haya una tercera ola. El mensaje es claro: debemos intentar quedarnos solo en una unidad de convivencia. Hay un riesgo brutal si no se hace así, y exponencial si tenemos a personas vulnerables alrededor: perfiles pluripatológicos, que hayan tenido infartos o sean diabéticos, por poner varios ejemplos.

—Si se abre la mano, la responsabilidad pasa a ser exclusivamente individual.

—Siempre juega un papel clave. Estamos en un momento muy importante, porque no queremos que pase lo mismo que sucedió en Acción de Gracias en los Estados Unidos. Y tememos que así sea. Pero no solo en las casas, sino fuera. La gente que esté en los interiores de las cafeterías debe estar con la mascarilla puesta. Llegar a una y sentarse en la mesa no da licencia para quitársela.

—¿Es factible que cale el mensaje de cara a las cenas de Navidad tras un año marcado por tanta distancia social como lo ha sido este?

—Sabemos que es difícil. Hablamos de cenas que duran cuatro horas o más, no una. Y que en ellas se canta, se bebe, se grita... El riesgo se dispara muchísimo e incluso es probable que la gente no abra las ventanas para ventilar la estancia, por el frío. Lo que sí espero que cale es la idea de quedarse solo en una unidad de convivencia.

—¿Qué experiencia tiene con su cupo de pacientes respecto a esta cuestión?

—Que tienen conciencia de ello. Es necesario advertir de que, ahora mismo, querer a nuestros mayores es no ir a visitarlos. Lo ideal sería eso. Estamos viendo parte del final del túnel, pero es una parte. Es importante que, cuando llegue la vacuna, bendito sea cuando pase, estemos con pocos casos activos de coronavirus. Porque es relevante vacunar con tasas bajas para poder inmunizar al conjunto de la población. Y al gremio de la ciencia, después de este año tan largo, solo puedo decirles que chapeau por todo el trabajo que hacían y siguen llevando a cabo.

—¿Cuál sería el orden de vacunación dispuesto para cuando Galicia reciba dosis?

—De inicio sabemos que debemos proteger a las personas más vulnerables. Es decir, a las que están internas en las residencias. Y debemos incidir de nuevo en que, por ahora, los mayores tengan los contactos sociales justos, solo los indispensables. Son consejos fáciles de dar, pero en la práctica mucho más complicados de asumir.

«Esta epidemia va a dejar marcada para siempre a toda una generación»

Dentro del comité clínico hay varios subcomités que, en la práctica, funcionan como grupos de trabajo específicos para temas como la preparación de medidas de cara a las fiestas de Navidad, la aparición de brotes epidémicos o la campaña de vacunación. José Luis López-Álvarez Muíño está integrado precisamente en este último.

—¿Una tercera ola sería sostenible para la sociedad en su conjunto?

—La tercera ola va a ser la de la salud mental. Hablamos de una pandemia terrible especialmente para los mayores y los pequeños, sobre todo para los que dejaron de ir a la escuela. Marcará a toda una generación. Además de proteger a los más vulnerables, por ahora solo podemos realizar tareas de contención con el diagnóstico precoz, que no pudimos hacer en la primera ola porque había zonas del país con carencias de PCR; identificar a los contactos y confinar a los enfermos en una habitación individual, y aquellos que no lo estén pero comiencen a mostrar síntomas, que llamen, porque hay entre un 30 y un 40 % de la población afectada que es asintomática, se siente sana y sin querer puede transmitir la enfermedad. Y además, debemos intentar frenar el impacto de la epidemia sin dañar, dentro de lo posible, la economía. No es para nada fácil.

—¿En qué punto está ahora mismo el plan de vacunación?

—Ya está diseñado y la idea que tiene ahora mismo la Consellería de Sanidade es impecable. Tanto en Galicia como en España en general hay mucha experiencia en este campo, y los protocolos, que se están iniciando, van bien hechos. Pero debemos ser prudentes y recalcar que, cuando comience la campaña de vacunación, es importante que la incidencia del virus sea todo lo baja que sea posible.