La identificación de su ADN seis años después lleva a juicio a un acusado de un asalto violento en O Carballiño

M. V. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

La Fiscalía solicita para el sospechoso una condena de doce años y medio de prisión

30 nov 2020 . Actualizado a las 15:16 h.

Este podría haber sido uno de esos crímenes que quedan sin resolver, pero es posible que finalmente no sea así. Y es que nueve años después de que ocurrieran los hechos, llega a juicio en la Audiencia provincial de Ourense el caso contra un hombre que, se sospecha, protagonizó en 2011 un brutal asalto a una anciana, que fue amordazada y atada de pies y manos mientras dos hombres revolvían su casa en busca de objetos de valor.

Se cree que uno de los dos encapuchados que aquel 3 de noviembre, en torno a las diez de la mañana, eligieron la vivienda de la víctima, en Seoane (O Carballiño), fue Iván L. C. Los especialistas de la Guardia Civil que acudieron a la vivienda tras encontrar horas después los vecinos a la mujer aún atada a la barra de hierro de la cocina, recogieron vestigios que, pese a no dar resultado en aquel momento, se guardaron en una base de datos. Cinco años después, en abril del 2016, saltó una alarma porque uno de aquellos restos de ADN coincidía con el de un sospechoso que acababa de ser detenido por otros hechos. Ahí se pudo cerrar el círculo: los hechos no estaban prescritos.

Y aunque el detenido ha negado en todo momento haber participado en los hechos, su versión, junto con la del resto de testigos citados, incluidos agentes y forenses, tendrá que ser examinada por el tribunal que se encargará de juzgarlo el próximo 3 de diciembre. El ministerio fiscal solicita para él una condena de doce años y medio de cárcel, como responsable de un delito de detención y legal, otro de robo con violencia e intimidación y un tercero de lesiones.

 Le cubrieron la cabeza con cinta

Una severa condena por unos hechos en los que se logró un exiguo botín. Así, se cree que el acusado, junto al otro sospechoso, se ocupó primero de que la víctima no pudiera identificarlos cubriéndole la cabeza con cinta americana y dejándole solo un pequeño orificio para respirar. Luego la ataron pies y manos con una bridas a la barra de hierro de la cocina, y empezaron a buscar. Con una radial abrieron la caja fuerte, que se encontraba en la bodega, y se apropiaron de tres relojes, tres cadenas de oro, dos móviles, una sortija y unos pendientes. Se valoró todo en algo más de mil euros.

La víctima ya murió

La víctima, eso sí, no podrá contar ante los jueces cómo vivió aquella pesadilla ya que falleció en 2013, sin saber entonces que al menos uno de los posibles responsables tendría que rendir cuentas ante la justicia por lo que le hizo.