«La gente cree que puede contagiarse con los paquetes»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

Santi M. Amil

Omar Domínguez trabaja en dos plataformas de reparto a domicilio en las que la demanda ha disminuido significativamente

17 nov 2020 . Actualizado a las 13:28 h.

El pasado mes de septiembre, cuarenta repartidores de Uber Eats se ponían en huelga para llamar la atención sobre una situación que consideraban injusta. La queja estaba relacionada con el sistema de comisiones de la empresa de reparto de comida a domicilio, el cual disminuye significativamente cuanto más baja sea la demanda del servicio. Los trabajadores habían visto reducirse casi al 50 % sus ingresos, ya que tanto el confinamiento como el consiguiente miedo generado por el coronavirus afectaron de forma directa al sector.

«Hemos llegado a un acuerdo temporal. Nos han propuesto una serie de promociones hasta que vuelva a incrementarse la demanda. Tenemos un bajón de trabajo enorme. La gente cree que puede contagiarse con los paquetes, pero nosotros tomamos todas las precauciones y seguimos todas las medidas», dice Omar Domínguez. Este ourensano de 37 años está a punto de cumplir uno como repartidor en la ciudad. «Surgió de un día para otro. Tenía un restaurante y la cosa iba mal. Ofrecíamos la opción de reparto a domicilio y uno de los chicos que solía venir a recoger los pedidos me habló de su trabajo y vi que podía encajar», recuerda. Así que cerró su local, se compró una moto y empezó a trabajar. Lo hace con dos empresas del sector, Uber Eats y Glovo. En la primera, decide él mismo en qué horario está disponible para trabajar, según se conecte a la aplicación o no; en la segunda, tiene que escoger cada semana sus horarios. «Trabajo todos los días de la semana con un promedio de ocho horas diarias. Cada día estoy disponible de 12.00 a 00.00 horas», explica este ourensano. Aún así confiesa que en un momento como el actual sus ingresos no suelen superar los 800 euros mensuales. «Y eso gracias a que en ambas plataformas mi puntuación de opiniones positivas alcanza el 95 %», explica. Este dato hace que le lleguen más encargos, por rapidez y buen servicio, y así genera mayores comisiones.

«Al no haber un acuerdo fijo, nunca sabes lo que vas a ganar», dice. Omar vive con su pareja, con quien desde hace unos meses comparte profesión, y tiene una hija de una relación anterior. «Juntando nuestros sueldos vamos saliendo adelante. El mes de octubre fue mejor pero la cosa sigue muy floja», admite. Y eso que desde hace una semana la única opción de disfrutar de la restauración en la ciudad es pidiéndola a domicilio o para llevar. «Sí que he notado que los restaurantes con reparto propio están empezando a aumentar sus pedidos y eso es una buena noticia para todos», admite. Según la experiencia de los repartidores, el frío y la lluvia se tercian para pedir comida a domicilio. Los días que más pedidos tiene este ourensano son los viernes por la noche, los sábados y los domingos. «Los fines de semana la gente tiene menos ganas de cocinar», afirma. Pero él lo tiene claro: «Los universitarios nos dan la vida. Ellos consumen mucho este tipo de plataformas y servicios. Por eso en verano, las ventas cayeron y ahora estamos notando de nuevo su vuelta».

El repartidor destaca que desde hace un mes, las familias con niños están pidiendo más. Omar reparte mayoritariamente platos de restaurantes de comida rápida. «Sobre todo llevo hamburguesas y pizzas. Triunfa McDonald´s, pero le sigue muy de cerca el Rebusca o La Pepita Burger», termina. Y aunque las restricciones actuales de la ciudad hacen que cada vez se sumen nuevos restaurantes a las plataformas para las que trabaja, la demanda no termina de arrancar.