En la provincia ya ha habido casos de pacientes con coronavirus y gripe al mismo tiempo

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE

AGOSTIÑO IGLESIAS

Especialistas del CHUO inciden en señalar que no existe un tratamiento directo con eficacia demostrada contra el covid-19

06 nov 2020 . Actualizado a las 13:14 h.

«Covid-19: lecciones aprendidas y desafíos futuros» fue el título de la sesión celebrada por la Academia Médico-Quirúrgica de Ourense que reunió a varios profesionales del CHUO que mostraron su visión de la pandemia. Javier Alba Domínguez, facultativo especialista de área del servicio de microbiología del. Hospital de Valdeorras; María Milagros Cid Manzano, jefe de sección de la Unidad de Reanimación; María Dolores Díaz López, facultativo especialista de área en el servicio de Medicina Interna y Pablo Vidal Cortes, de Medicina Intensiva del CHUO fueron moderados por Juan González Soler, de Medicina Interna.

Javier Alba Domínguez, de Microbiología, habló principalmente de la importancia de conocer exactamente qué tipo de pruebas se deben hacer a cada paciente, para poder diagnosticar cuanto antes los contagios. Relató que si en la primera fase de la pandemia en el CHUO se realizaban alrededor de 150 PCR diarias, en la actualidad la cifra es de 1.300. El especialista en microbiología señaló que uno de lo principales retos durante estos meses será evaluar la presencia de otros virus como es la gripe y señaló que en Ourense ya se han dado casos de pacientes con ambos contagios a la vez. Y, sobre lo aprendido durante este tiempo, resumió: «Sabemos desde hace tiempo que el contagio con aerosoles es una realidad, que el diagnóstico de asintomáticos es fundamental y ha frenado contagios, aunque ha sido extenuante para nosotros, y que tenemos que saber qué técnica hacer a cada paciente».

María Milagros Cid Manzano, jefa de la Unidad de Reanimación, explicó que el coronavirus ha puesto de manifiesto diferentes necesidades del CHUO «Aprendimos que somos vulnerables, que hay falta de camas para críticos y personal cualificado. Y recibimos mucha información, a veces confusa», señaló. Cid Manzano habló de las importantes secuelas que quedarán en pacientes covid graves y apuntó la dificultad de reservar zonas libres del virus por el diseño del hospital, que impide zonas estanco. También destacó la alta mortalidad en pacientes covid a la hora de enfrentarse a operaciones quirúrgicas, desaconsejando realizarlas a no ser que fuera vital.

De los desafíos de Medicina Interna habló María Dolores Díaz López. La profesional insistió, al igual que los otros ponentes en la sesión, en que no existe un tratamiento directo con eficacia demostrada. Explicó que en la primera ola de la pandemia los efectos secundarios de algunos tratamientos fueron importantes. «El área covid fue en ocasiones como una isla», dijo, y señaló lo duro que fue tener que hablar con los familiares de los enfermos. «La segunda fase llegó más pronto de lo esperado. Mi primer pensamiento cuando vi que había un paciente pensé: ‘otra vez no’. Hubo que organizarse de nuevo. Tenemos un mayor conocimiento pero nos sigue sorprendiendo que hay pacientes más jóvenes con evolución más rápida», afirmó.

Pablo Vidal Cortes, facultativo de Medicina Intensiva explicó: «La mejor noticia de la primera ola fue ver a pacientes que han podido regresar a sus vidas». De la segunda afirmó también que llegó antes de lo previsto, que la media de edad es menor y que en su mayoría son varones. «Parece que inicialmente se recuperan mejor, pero si en la primera fase la mortalidad era del 7 %, ahora llegamos al 40 %, aunque llevamos menos tiempo», dijo. Sobre el futuro señaló que «el invierno pinta mal», en relación a la ocupación de camas.