El confinamiento disparó la plantación de marihuana en el rural

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Su cosecha en espacios abiertos se realiza entre los meses de septiembre y octubre

27 sep 2020 . Actualizado a las 09:25 h.

Desde que comenzó el mes de septiembre, la Guardia Civil y la Policía Nacional han tomado declaración como investigados a varios ourensanos tras ser sorprendidos recolectando marihuana en diferentes puntos de la geografía ourensana. Las cantidades de plantas aprehendidas no superaron en la mayoría de los casos la docena, pero esta semana fueron pillados in fraganti dos vecinos de Xinzo cuando recogían 200 plantas en una finca del concello de Rairiz de Veiga. Los meses de septiembre y octubre -como ocurre con la vendimia- es la época de la cosecha de marihuana, ya que es el momento en el que la planta es más grande. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado suelen esperar a este momento para realizar las detenciones, tras meses de investigación y seguimiento. Es cuando pueden localizar a los propietarios de las plantaciones y aprehender más kilos para presentar pruebas contundentes ante el juez.

Fuentes del grupo de estupefacientes de la Policía Nacional señalan que se ha notado un incremento importante en el número de plantaciones de marihuana en la provincia durante los meses de confinamiento, respecto a otros años. Normalmente son propiedad de una persona, que cultiva, recoge y distribuye, y que cuenta con una finca bien propia o de un familiar que pasa desapercibida. «Puede que algunos hayan visto en este negocio una salida a la crisis», dicen fuentes policiales.

Son, en la mayoría de los casos, plantaciones pequeñas, pero con producto suficiente para considerar que se dedica a su distribución y, por lo tanto, sus propietarios son acusados de un posible delito contra la salud pública. «Lo que recogemos ahora se ha plantado hace cuatro o cinco meses. Son, en líneas generales, personas que por diferentes circunstancias se han quedado sin trabajo y sin medios económicos y han visto un camino fácil», explica el inspector jefe del grupo de estupefacientes de la Policía Nacional en Ourense. La aprehensión más grande de marihuana llevada a cabo en el rural ourensano en los últimos años ocurrió en febrero del 2017 en un almacén en la parroquia de Santa Eulalia de Montes. En un registro, la Policía Nacional halló 2.011 plantas, 47 botes con cogollo y catorce bolsas con producto envasado. Los kilos de marihuana que se localizaron no fueron suficientes para sustentar una acusación de narcotráfico. Por eso, pillar «in fraganti» al dueño, recolectando o vendiendo, es fundamental.

Preocupa la producción «indoor» que suele ir aparejada a grupos criminales

Los grupos de estupefacientes que se dedican al tráfico de drogas actúan principalmente en las grandes plantaciones que pueden suponer una alarma social. En el caso de pequeñas cantidades -para autoconsumo- suelen acudir las brigadas de seguridad ciudadana que retiran las plantas y levantan un acta que se remite a la Subdelegación del Gobierno, que es la que sanciona en esos casos.

En lo que al tráfico de marihuana se refiere, lo que más preocupa a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado son las plantaciones indoor. «Normalmente alquilan una vivienda, viven allí y usan el garaje o un sótano para hacer un laboratorio de marihuana. Tapan todas las ventanas para que no les dé luz natural, porque lo que quieren es tener todo el año», explica el inspector jefe de estupefacientes de la Policía Nacional. A mayores, señala, deben tener una sistema eléctrico superior al consumo normal con ventiladores que funcionen todo el día y aparatos deshumidificadores. Este desfase es el que suele alertar a la fuerzas del orden que normalmente a raíz de la denuncia de un particular, inician las investigaciones. Suelen ser grupos organizados que se dedican durante todo el año a la distribución de marihuana en diferentes puntos no solo de España, sino también del extranjero.