Una moción de Champions

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón A LA CAÍDA

OURENSE

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Exceptuando la capital, lo normal en los salones de plenos de los ayuntamientos ourensanos es que las sillas del público se queden vacías. En el mejor de los casos, el debate solo lo escuchan un par de periodistas. Pero todo cambia con las mociones de censura.

Ocurrió en Castrelo de Miño esta semana, pero es un patrón que se repite sistemáticamente. Es lo más parecido a un partido de fútbol que existe en el periodismo político. El salón de plenos, normalmente vacío, se llena esta vez de vecinos y la mayor parte de ellos acuden allí para defender al alcalde saliente, que hasta ese momento juega en casa. Acuden con pancartas, gritan, insultan, animan, aplauden y esperan a que todo termine para reconfortar a los suyos tras salir derrotados del Concello e increpar al equipo contrario, que en este caso serían los promotores de la moción de censura.

He de reconocer que son días en los que me gusta especialmente mi trabajo. Por un rato, la política levanta pasiones. En lugar de ir al bar a ver el fútbol, ese día solo se habla de lo que ocurre en el salón de plenos. Pero, a ver, aunque son un instrumento democrático legítimo, las mociones de censura van, con demasiada frecuencia, acompañadas de un cierto tufillo a corrupción. El tiempo dirá si hay prebendas o no para los tránsfugas de Castrelo; ojalá que no.

Lo que es factible pensar es que la inmensa mayoría de los votantes que eligieron al PSOE el año pasado no lo hicieron pensando que dos de sus concejales acabarían dándole la alcaldía al PP. Y traicionarlos igual está un poco feo.