El ADIF se deshace de dos vagones de un tren descarrilado en Valdeorras tirándolos al río Sil

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO

OURENSE

Atlas

El domingo avisó de esa maniobra a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, pero no tenía autorización para hacerlo

05 ago 2020 . Actualizado a las 11:39 h.

El pasado martes, un tren de mercancías descarriló unos cientos de metros antes de llegar a la estación de Sobradelo, en el concello ourensano de Carballeda de Valdeorras. En el convoy únicamente viajaba el maquinista, que resultó ileso. Los 25 vagones iban vacíos, así que no se produjo ninguna pérdida de la carga. Pero varios vagones quedaron en las vías, aunque ocupándolas en parte, por lo que el ADIF -el administrador de infraestructuras ferroviarias- tuvo que interrumpir el tráfico ferroviario en la zona para poder sacar el tren.

Los vagones encarrilados fueron desplazados por cabeza y cola, y se fueron devolviendo a los raíles los demás; salvo cuatro, que no fue posible volver a colocar. Se determinó (según explican desde el ADIF) que era preciso apartarlos para poder arreglar la vía y después colocar una grúa ferroviaria con la que suspenderlos para encarrilarlos de nuevo.

Inicialmente los trabajos se presumían sencillos, y desde la empresa ferroviaria se anunció que antes del fin de semana se restablecería el servicio. Pero los trabajos no están yendo al ritmo previsto, y la dificultad es tal que desde el ADIF se entendió como una solución más fácil tirar dos de los vagones al río Sil y sacarlos después aguas abajo.

Así lo comunicó el domingo por la mañana la empresa a Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que denegó tal posibilidad. «Llamaron al 112 y dijeron que una de las opciones era echarlo ladera abajo, y nosotros dijimos que no se podía hacer, que no tenían autorización», explica Alberto de Anta, comisario adjunto de la Confederación. Podían haber conseguido el permiso (desde CHMS se reclamaba justificar que esa era la única posibilidad y analizar el posible daño ambiental), pero no lo habían tramitado.

No había autorización, pero horas más tarde los vagones eran tirados hacia el río con una pala excavadora de grandes dimensiones. Uno llegó hasta el cauce -tras levantar una gran polvareda y llevarse por delante algunos árboles de ribera—, quedando una parte dentro del agua, mientras que el otro remató su caída en medio de la ladera. Ahí siguen desde el domingo, mientras que los otros dos han sido apartados de las vías, por lo que el ADIF trabaja con la previsión de que mañana por la mañana pueda devolverse la estructura ferroviaria a la normalidad. Todavía falta por saber cuándo serán finalmente retirados de la zona.

Al mismo tiempo, el ADIF ha abierto una investigación para conocer todos los detalles de este suceso. Están, dicen, «analizando a fondo todas las acciones efectuadas durante las actividades de retirada del material descarrilado y, una vez se disponga de todos los datos, se depurarán en su caso, las responsabilidades pertinentes».

Desde ese gestor público aseguran también que están trabajando en la retirada de los dos vagones y añaden que se procederá a la restauración del entorno a la mayor brevedad.

La ministra de Transición Ecológica: «Es descabellado, deben sacarlos de allí»

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, calificó el suceso de «descabellado», y exigió que los vagones sean retirados del río. «La manera de despejar las vías ocupadas por vagones descarrilados en ningún caso puede ser despeñarlos al cauce. Deberán sacarse de allí y aclarar lo sucedido», demandó. La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) ha abierto expediente, según anuncia Ribera, y lleva haciendo pruebas desde el domingo para determinar si hubo algún vertido al agua «de hidrocarburos o aceites», explica Alberto de Anta, comisario adjunto en el organismo de cuenca. Son las posibilidades que se manejan, correspondientes a los engranajes de los propios vagones, ya que al no llevar carga esta no pudo derramarse. El domingo, el agua bajaba enlodada, debido a la gran cantidad de polvo que se originó durante la caída de los vagones. Además, se está comprobando si el vagón que quedó en medio de la ladera está en zona de vigilancia de la CHMS.

La investigación determinará si es oportuno abrir diligencias previas que desemboquen en un expediente sancionador a ADIF (o Renfe, que también colaboraba en los trabajos). Todo ello a la espera de los resultados de los análisis. Más allá de la contaminación que se pueda producir, lo que está claro ya es que el ADIF no contaba con autorización para esa maniobra. Y desde la CHMS, De Anta remarca que «lo que dijimos es que no había autorización (y que esta necesaria, abriendo la posibilidad de solicitarla con tiempo y poder analizarla) y no se contemplaba que se hiciera», por lo que, añade, «estimábamos que no iba a pasar». Pero ocurrió. Y el porqué es algo que también aseguran estar investigando desde el ADIF.

En el debate político

Por su parte, Galicia en Común, el PSOE y el BNG reclaman que se investigue lo ocurrido y los nacionalistas piden también que el caso llegue a la fiscalía por si pudiera haber delito ambiental.