Jesús Quintas: «El río Miño es idóneo para nadar y deberían cuidarlo un poco más»

OURENSE

Agostiño Iglesias

El deportista de categoría máster ya probó con maratones y pruebas de Iron Man

12 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Jesús Carlos Quintas Barros es un deportista -aficionado pero inquieto-, de esos que busca el reto del más difícil todavía. Probó con el atletismo, con la bici, pero sobre todo es nadador. No podía ser menos, porque el río Avia lo cautivó al paso por aquellos parajes de su infancia en Leiro.

«Comencé a nadar a los cuatro o cinco años. Iban con mi familia a la zona del cámping y de los muíños. Yo aún era muy pequeño, pero en cuanto se despistaban me metía, así que mi madre le puso remedio rápido y me llevó a clases de natación», recuerda Jesús con cierto deje de nostalgia. No tardó en dar otro paso adelante, en el Club Pabellón Ourense. Lolo Naranjo y Javier Pazos, dos nombres bien conocidos en el mundillo acuático, prendieron el gusanillo en un joven que, sin embargo, cedió a su época rebelde y se alejó de la práctica deportiva: «Entre los quince y dieciséis años dejé de entrenarme y me aparté durante un tiempo de la natación. No volví hasta los 25».

En ese período quizás se perdió a un deportista de mayor renombre en pugnas federadas, pero Quintas se convirtió en celador, trabajando en el área sanitaria de Vigo, y poco a poco fue recuperando su afición por el ejercicio físico y por los retos. «La San Martiño me llevó a probar con el atletismo. Aunque también hice alguna competición como federado en pista, me dediqué sobre todo a las carreras populares. Cada vez me enganché más y hasta hice varios maratones, terminé en Madrid y Barcelona, además de dos ediciones del Maratón do Miño, que se organizó aquí en Ourense».

El siguiente paso fue el de combinar la carrera con la natación y, de premio, también con la bici, así que el triatlón fue su siguiente desafío y no de los que se resuelven en un día: «Comencé con las distancias cortas, las que se conocen como esprint, después pasé a las olímpicas y, claro, no podía conformarme sin hacer algún Iron Man».

El ourensano se batió el cobre en la Northwest Triman de As Pontes y no le llegó con una vez, lo hizo en dos: «Fue muy duro, pero pude completarlas, me llevó algo más de trece horas». Un período de tiempo bastante largo si lo que se trata es de exprimir el cuerpo humano a lo largo de 3,8 kilómetros de natación, 180 de bicicleta y los 42,2 del maratón en la carrera pedestre.

Fue el tope para Jesús: «Con esa prueba cerré el círculo y como además tengo una lesión en la rodilla, opté por quedarme solo con la natación. En especial me gustan las aguas abiertas, pero también participo con el club, ahora es el Escualos, en alguna prueba del circuito máster». El listón de Quintas Barros sigue subiendo, aunque solo sea en el medio acuático. Un ejemplo es el de la Batalla de Rande, en la que ya se le pudo ver en más de una oportunidad: «Es una prueba exigente, desde las Cíes a la isla de San Simón, son unos 27 kilómetros y a veces se complica según las condiciones climáticas. Yo la he podido hacer en siete horas y media».

Reconoce que las aguas abiertas se han convertido en uno de sus pasatiempos más satisfactorios: «Me gusta sobre todo el mar, algo que no tenemos en Ourense, pero tampoco estamos tan lejos, así que en los meses de verano siempre sacas algún tiempo para practicar algo más. Además, el río Miño es idóneo para nadar y deberían cuidarlo un poco más, porque no lo estamos aprovechando a todo lo que podía ofrecernos».

Aún así, es uno de los hábitats de entrenamiento más utilizados por Jesús y sus compañeros de fatigas. Es fácil encontrarlo en los aledaños de la sede de la Escola Ourensana de Piragüismo, para salir desde esa zona y hacerse unos largos en el cauce fluvial, río arriba desde la central eléctrica».

Las convocatorias de larga distancia seducen al veterano nadador del Escualos, un club que también reúne a varios fondistas con hambre de dejarse ver en el circuito autonómico. Aunque ya se sabe, estos competidores vocacionales se van motivando a medida que se incrementa la dureza de sus desafíos y se van enfrentando a sus propios logros. Después del confinamiento, han regresado al agua.

«Del salvamento me gustan más las competiciones al aire libre»

Jesús Quintas también se deja ver en las pruebas federadas de salvamento y socorrismo, deporte que practica desde hace ya algún tiempo: «Creo que comencé hace siete u ocho años. Conocí a Javier Paredes entrenándome en la piscina y me propuso probar. La verdad es que me tira bastante y las pruebas de natación se me dan mejor».

Además del calendario invernal en la pileta, el máster ourensano espera al verano para pisar la playa: «La verdad es que del salvamento me gustan las competiciones al aire libre, en la arena vamos dando guerra, pero con el piragüismo lo paso un poco peor y también tengo que mejorar con el material de socorrismo».

Tanta actividad necesita de un acondicionamiento continuo y Jesús explica que le dedica una hora y media diaria a ese objetivo: «Si puedo madrugar, prefiero hacerlo antes de trabajar, desde abril o mayo ya intento hacerlo fuera y también completo con algunos días de gimnasio».

DNI

Quién es. Jesús Carlos Quintas Barros nació en Ourense en 1973. Su predilección por el agua se forjó en el río Avia y, hoy en día, este celador es capaz de pasarse horas y horas nadando, sea en el mar o en las aguas fluviales, cuando no en una piscina en invierno.

Su rincón. El embarcadero del río Miño, cerca de la central eléctrica de Velle, es su punto de partida en muchas jornadas de entrenamiento: «Es cómodo y desde allí puedo hacer sesiones largas con gran comodidad».