Cruz Roja atendió a 9.000 personas en el confinamiento y la desescalada

XIANA FOLE GARZA / r. n. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

cedida

La organización recibió solicitudes de personas que nunca habían recurrido a ella

11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estar más cerca de las personas vulnerables es el epicentro alrededor del cual giran los programas de Cruz Roja. Esta dedicación no cesó llegado el parón de confinamiento; al contrario, fue aún más necesaria. Con el programa «Cruz Roja Responde» se puso en marcha un dispositivo de ayuda para la prevención del virus, así como para el abastecimiento de alimentos y productos higiénicos. Esto ocurrió también en Ourense.

«Comezaron a aparecer solicitudes de persoas que non eran usuarios habituais nosos, de entre 30 e 45 anos de media, que estaban en traballos precarios ou economía sumerxida, persoas en ERTE que non recibían a paga...», explica Felipe Ferreiro, presidente del Comité Provincial de Cruz Roja en Ourense, al hacer balance de estos meses. Y es que desde el 13 de marzo y hasta finales del mes de mayo, el trabajo fue constante. «Ninguén pode quedar sen o básico, a alimentación e os produtos de hixiene. E incluso se hai que pagar unha bombona ou un aluger, pois págase», explica Ferreiro.

El responsable del comité provincial también destacó la labor con las personas mayores, población diana del virus, que junto con otros colectivos sin recursos se convirtieron prioritarios. Para evitar exponerlos al virus, se paralizó la actividad de los voluntarios de más de 60 años y se hizo un llamamiento a los más jóvenes, alcanzando una respuesta importante. Alrededor de trescientos voluntarios de toda la provincia trabajaron mañana y tarde en el reparto de suministros, ayudando a cubrir las necesidades básicas de más de 9.000 personas. Todo esto ocurrió en solo tres meses, pero son muchos los programas ya consolidados. Así lo recoge la memoria provincial correspondiente al 2019 de Cruz Roja, presentada esta misma semana. Durante el pasado año 37.400 personas participaron en sus programas, destacando los de Extrema vulnerabilidad, Empleo, Personas Mayores e Infancia en dificultad social.

Vulnerabilidad y riesgo social

El 60% de las personas atendidas en los programas de vulnerabilidad fueron mujeres de nacionalidad española de entre 35 y 49 años. Esto llevó a desarrollar un proyecto específico de apoyo a mujeres en situación difícil o víctimas de violencia, en el que participaron 108 personas. Otro grupo vulnerable que integra este programa es el de los refugiados o solicitantes de asilo, un total de 165 en Ourense ciudad y en la comarca de Valdeorras, de los cuales la mitad son niños. También destaca el proyecto de Atención a Personas sin Hogar, mediante el que se atendió a casi cuatrocientas personas en grave riesgo de exclusión social. Proporcionar una vivienda digna, alimentación y medicación son algunos de los objetivos de este proyecto.

«No noso programa sempre destacamos a parte infantil, o acollemento de nenas e nenos en situación de pobreza e exclusión social cos que traballamos», explica Ferreiro. Una situación de vulnerabilidad en la infancia se produce tanto por carencias materiales como afectivas y pretende mejorarse proporcionando recursos y cuidados: manutención, vestuario, actividades lúdicas y apoyo escolar y familiar.

Por otra parte, en una provincia donde el 28,4 % de la población supera los 65 años, las personas mayores son otro grupo fundamental en el ámbito de actuación de Cruz Roja. En el 2019 hubo más de 4.000 usuarios participando en los proyectos y Cruz Roja señala que, dado que la edad media asciende, cada vez son más las demandas de acompañamientos a domicilio y al médico, sin disminuir las actividades de promoción de salud o tiempo de ocio.

Este acompañamiento al médico continuó haciéndose durante el confinamiento y la desescalada, siempre que fue estrictamente necesario: «Os voluntarios e os nosos vehículos permitíronnos seguir co acompañamento ó médico, tanto no rural como na cidade, sempre que acudir ás citas médicas fose imprescindible». Los voluntarios también ayudaron a las personas mayores con apoyo telefónico y cobertura en aquellas tareas que pudiesen facilitar su vida pero no requirieran contacto. Por ejemplo, ir a hacer la compra por ellos y llevársela a casa fue algo muy habitual.

«Moitas persoas precisan dun apoio para vivir con dignidade, para atopar un emprego, para estar acompañadas no caso das persoas maiores, ou rematar o curso escolar no caso dos nenos. Persoas como eles teñen nome e apelidos, cunha historia de vida», recuerda Felipe Ferreiro.