Vuelven los juicios penales: mucha limpieza, mascarillas y nada de togas

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Daños en una tienda de ropa del Paseo y un delito de tráfico, los primeros casos

13 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la reincorporación esta semana de todos los funcionarios judiciales a sus puestos de trabajo, la desescalada en el ámbito de la justicia ha dado este viernes un nuevo paso, con la reanudación de la actividad ordinaria en los juzgados penales. La sala número 1, que preside la magistrada Blanca Díez Mediavilla, volvía a abrir sus puertas después de tres meses de cierre para la celebración de dos juicios que se desarrollaron de forma íntegramente presencial, ya que tanto acusados como testigos, letrados, representante de la Fiscalía y jueza estaban en la sala de vista.

Eso sí, la «nueva normalidad» ha obligado a establecer novedosos protocolos orientados a garantizar la seguridad sanitaria y una de las consecuencias más notorias ha sido la eliminación de las togas. Ninguno de los presentes en la sala de vista lo llevaba, tras haberse hecho una dispensa general en este sentido, si bien a cambio el uso de las mascarillas, o pantallas de protección es ahora obligatoria. Y tanto la jueza como los abogados personados en las dos causas juzgadas, hicieron uso de ella, al igual que la fiscal, Marisa Melero, que también utilizó en algunos momentos una pantalla.

En cuanto a los acusados, también para ellos es ahora obligatorio el uso de ese artículo de protección. Asimismo, cada vez que uno de ellos se acerca al micro para contestar a las preguntas que se le realizan, debe colocar una bolsa de plástico en el aparato, con el fin de evitar que pueda contaminarlo. El mismo protocolo se ha fijado para los testigos, que antes de prestar declaración colocan también un plástico sobre el micrófono, que retiran al terminar y depositan luego en una papelera, únicamente destinada a estas bolsas. Asimismo, en la sala de vistas hay dispensadores de gel para que todos se desinfecten las manos, tanto al entrar como al salir.

Para el público y los medios de comunicación que acuden a los juicios, también hay novedades. Los bancos llenos de gente son ya una imagen del pasado ya que ahora solo dos personas, separadas por dos metros, pueden estar en cada asiento. Así las cosas, el aforo de la sala es ahora de seis personas, ya que también se han eliminado bancos en aras de garantizar las distancias obligatorias.

Y como complemento a todas estas medidas de seguridad que se han implementado en los juzgados a causa del covid-19, se ha incrementado además el personal de limpieza, que entre juicio y juicio entra en la sala de vistas para desinfectar los espacios comunes. El trámite, eso sí, se realiza en apenas unos minutos y apenas si provoca retrasos en el cronograma.

Con todas estas novedades arrancaba a las once de la mañana el primer juicio penal, por un delito de daños atribuidos a un hombre que el 5 de marzo entró en la tienda de H&M de la capital, manchando de sangre varias prendas de ropa y provocando un altercado que obligó a desalojar la tienda, con presencia médica y policial.

Este caso dio paso a otro contra un conductor acusado de un delito contra la seguridad vial por haberse negado a realizar las pruebas de alcoholemia. Fiscalía y defensa negociaron un acuerdo de conformidad según el cual el acusado, Samuel P. J. reconoció que a medianoche del 19 de agosto del 2019, protagonizó un accidente de tráfico, al golpear a otro coche. Al llegar los agentes de la Benemérita le conminaron a hacer el test, a lo que se negó. Ahora cumplirá seis meses de cárcel, hará 31 días de trabajos comunitarios y se quedará dos años sin carné. La jueza le dio un consejo: «Si le vuelven a parar, lo mejor es que sople».

La magistrada a un acusado: «Si toma medicación no beba, o acabará en la prisión»

Un incidente ocurrido unos días antes de la declaración del estado de alarma, el 5 de marzo, protagonizó el primer juicio penal de la era covid-19. En el banquillo de los acusados se sentó Maba T., al que se responsabiliza de haber dañado, al manchar con su sangre, numerosas prendas de ropa de la tienda H&M de la ciudad, a la que habría entrado en estado de embriaguez y, según varios testigos, en modo violento y alterado.

Pero nada de esto fue reconocido por el imputado, que aseguró que se cayó al suelo solo, debido a que había estado bebiendo cervezas desde casi la primera hora de la mañana, alegando primero no recordar que había entrado en la tienda para reconocer después que sí lo había hecho, si bien con la intención de pedir ayuda ya que estaba sangrando profusamente por la caída anterior. «Se vino hacia nosotras agresivo y decidimos llamar al 091 y al 112» aseguró sin embargo una de las dependientas del establecimiento, que dijo que no le pareció que quisiera pedir ayuda. En la misma línea, los agentes policiales que acudieron allí constataron que el investigado estaba muy alterado y se negó a colaborar. Al acusado se le reclama una condena de doce meses de multa, con cuota diaria de 6 euros, además del pago de las prendas dañadas y de los gastos de limpieza, ya que el negocio tuvo que ser desinfectado. «No vuelva a hacerlo; si toma medicación no beba o volverá a aquí de nuevo y al final terminará en prisión» le advirtió la jueza al sospechoso, que tiene otra causa pendiente con ella.