«Si el confinamiento es difícil para todos, imagínate en un albergue»

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE

OURENSE

Las camas instaladas en el pabellón de Oira empezaron a ser retiradas este martes
Las camas instaladas en el pabellón de Oira empezaron a ser retiradas este martes Santi M. Amil

La fase 2 no relajó las restricciones en los espacios habilitados para los sintecho

27 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ourense entró este lunes en la fase 2 de la desescalada del estado de alarma. Las restricciones que había hasta entonces se relajaron para la mayor parte de los ciudadanos, pero no para aquellos que viven en los albergues habilitados por el Ayuntamiento para las personas sin hogar. Ellos siguen sujetos a las reglas establecidas en la fase 1, que limitan su libertad de movimientos a unos horarios muy concretos.

La atención a este colectivo ha sido un reto para la gestión de todos los ayuntamientos. El Concello ourensano disponía del Fogar do Transeúnte en el Praza do Trigo y, tras declararse el estado de alarma, el gobierno municipal se vio obligado a habilitar otros tres espacios para acoger y confinar a los sintecho: el actual albergue de peregrinos de la Rúa da Barreira, el viejo en San Francisco y el pabellón polideportivo de Oira. Hoy en día siguen funcionando todas estas instalaciones salvo la última de las citadas, que atendía a las personas sin hogar que estaban contagiadas, pero leves o asintomáticas.

Los sintecho que viven en los albergues habilitados por el Concello de Ourense están sujetos a horarios estrictos. Al inicio del estado de alarma solo podían salir unos minutos al día, pero las restricciones se relajaron al entrar la provincia en la fase 1 de la desescalada. Desde entonces, los usuarios pueden salir unas horas por la mañana y por la tarde (desde que se levantan, a las 7.30, hasta las 10.00 y desde las 18.00 hasta las 20.00 horas). A las ocho de la tarde deben estar de vuelta para la ducha obligatoria y la cena. Hay que recordar, en este sentido, que debido a la crisis en los propios albergues se sirven tres comidas diarias. El Concello de Ourense se vio obligado, por lo tanto, a contratar un servicio de cátering, así como a reforzar el personal que atiende las instalaciones.

Conflictividad

El horario estricto al que están sometidos los usuarios de los albergues habilitados por el Concello de Ourense genera tensión, al igual que la propia convivencia. Jorge Guerra Ricoy, conserje y vigilante en el Fogar do Transeúnte de la Praza do Trigo, explica que se trata, en general, de personas habituadas a vivir en la calle, sin normas, o al menos sin unas tan restrictivas como las que impone el estado de alarma. «Unos lo llevan mejor y otros peor, pero es normal que haya problemas; ya son muchos meses aquí metidos. Son muchas horas de convivencia y son gente muy dispar, que tienen poco que ver entre sí. Si el confinamiento es difícil para todos en nuestras propias casas, imagínate en un albergue, con gente desconocida», explica Guerra, que confía en que pronto pueda recuperarse la normalidad del servicio.

Mientras, los usuarios tratan de adaptarse a las normas, pero en ocasiones se producen situaciones conflictivas. Los casos más graves, como las agresiones o los intentos de introducir drogas o alcohol en las instalaciones, se resuelven trasladando a esas personas al albergue de San Francisco, donde hay un refuerzo de vigilancia.

Sin embargo, otros internos, según explica Guerra Ricoy, están aprovechando para preparar la documentación para solicitar alguna ayuda pública y en el futuro poder buscar un alojamiento diferente, que puedan permitirse pagar y que, sobre todo, no les obligue a estar confinados con extraños en unas instalaciones municipales con unas normas estrictas.

El pabellón de Oira, habilitado como «arca de Noé», recuperará su uso deportivo

Una de las medidas que el Concello de Ourense puso en marcha para atender a los sintecho fue la de habilitar el polideportivo de Oira como «arca de Noé». Allí fueron acogidos aquellos que estaban contagiados del coronavirus, pero que presentaban un cuadro leve o asintomático (es decir, que no necesitaban atención hospitalaria). Las instalaciones se prepararon con camas separadas con paneles, pero desde hace días están vacías. Llegaron a albergar a tres personas sin hogar hasta que dos de ellas se recuperaron de la enfermedad y dieron negativo en las pruebas. La otra acabó ingresada en el hospital al empeorar su salud. Según explica la concejala de Asuntos Sociales del Concello de Ourense, Eugenia Díaz Abella, el Sergas le ha comunicado que ya no prevé necesitar más el pabellón para este uso y técnicos municipales empezaron a trabajar este martes en la retirada de los elementos que lo convirtieron en «arca de Noé» durante este tiempo.

La edila lo interpreta como una vuelta a la normalidad y desea que cuanto antes las instalaciones puedan recuperar su actividad deportiva. Respecto a la situación del resto de albergues para sintecho, habrá que esperar a las indicaciones que haga el Gobierno al respecto, dice.