«Como isto vai para largo, estamos aproveitando para facer repertorio»

María Cobas Vázquez
maría Cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Magín Blanco con sus hijos gemelos, de 18 meses, en su casa de Moaña
Magín Blanco con sus hijos gemelos, de 18 meses, en su casa de Moaña M. MORALEJO

El artista Magín Blanco compagina la labor creativa con el cuidado de sus hijos de 18 meses

17 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estaba en plena actuación en el encuentro profesional de música Mumi de Verín cuando la evolución de la pandemia mandó parar. La evidencia mostraba que no era buena idea apostar por las aglomeraciones de gente. «Magín Blanco e a banda das apertas fomos o único grupo que actuou», recuerda. Era el jueves 12 de marzo. Desde entonces, el músico valdeorrés está en su casa de Moaña (Pontevedra), pasando las 24 horas al día con sus hijos gemelos, de 18 meses. La madre murió en el parto, así que Blanco se vio de repente sin la opción de conciliación que supone la guardería y solo en casa con dos niños pequeños. Lo arregló contratando a una de las cuidadoras del centro. «A sorte foi atopar á rapaza que vén a casa, porque se non eu só non podería con todo. Ela está unhas horas e o resto do tempo estou eu, e ímonos amañando», relata.

Tienen una casa con terraza, «así que corre o aire», dice, y en ella pasan muchas horas. Además, desde ese espacio son incondicionales los tres en los aplausos de las ocho, y desde que está permitido, también aprovechan para salir a jugar a la calle un rato. Reconoce que «a situación non é fácil, pero non para eles, senón para os adultos. Eu non notei que os nenos tiveran un abafo especial por non poder saír da casa, porque como di a canción ‘Todo o día na casiña’, que compuxemos neste tempo, ‘Na casiña estase ben’». Porque encerrado entre las paredes de su piso, Blanco no ha dejado de crear. Dio forma a un tema que primero grabó con su propia voz y que después arregló con Cristian Leggiero para dar paso a las voces de Paty Lesma, Uxía, Guadi Galego, Rosa Cedrón, Carmen Rey, Mari Flatri, Paula Romero y María Costa. Lo han editado con Fol Música con el objetivo de que sea distribuido digitalmente a todo el mundo. Además, forma parte de la campaña #ACulturaSegue de la Xunta.

Un buen momento creativo

El artista incluso ve la parte positiva al confinamiento. «Os procesos creativos son longos e precisan tempo, que é precisamente o que temos agora», resalta. Es por eso que cree que de esta cuarentena saldrán proyectos culturales interesantes. Otra cosa es cómo puedan después llevarse a cabo, porque el sector va a quedar muy mermado y no se sabe muy bien cuándo recuperarán las administraciones la programación cultural como parte de su actividad. «Parte do noso traballo era en colexios, e non sei se terán despois presuposto... Haberá que arranxar o dos profes antes que contratar a alguén que vaia cantar...», reconoce.

En su caso, está trabajando con Cristian Leggiero en la composición de nuevas canciones con las que dar forma a un espectáculo «canto todo isto remate». Magín grava en su casa en Moaña y Cristian se encarga de los arreglos, «e mellórao todo», dice el valdeorrés entre risas. «Como isto vai para largo, a idea é ir facendo repertorio, apostando por unha fórmula diferente», avanza. Esta vez han girado hacia un estilo con cierto toque clásico que recuerda un poco a los temas Disney, según cuenta Blanco.

Magín dice que no teme por el futuro. «As miñas circunstancias persoais son distintas, eu teño recoñecida unha discapacidade, así que se as cousas se torcen, xubílome e xa está», dice. Más le preocupa el futuro de Urdime la empresa con la que trabajaba y que califica de «pioneira» en lo que se refiere a la animación infantil.

Y mientras continúa el camino hacia la «nueva normalidad», Magín aprovecha para seguir creando música.

«Os nenos son boísimos e guapísimos, porque saen á nai»

Antes de que nacieran los niños, Magín Blanco vivía con su pareja en Bouzas (Vigo). Ella era directora de un colegio en la zona y les gustaba la vida en la ciudad olívica. «A min gustábame moito vivir alí», cuenta Magín. Después llegó el parto y el fallecimiento de la mujer, y todo cambió. Sus planes sufrieron un vuelco de 180 grados. «Tocoume. Son circunstancias moi duras», reconoce. Habla abiertamente de su situación, pero tampoco le gusta poner el foco en ella. De hecho, durante mucho tiempo tuvo a los pequeños alejados de las redes sociales. Ahora publica de vez en cuando alguna foto. «E calquera que poño, de repente ten 500 me gustas en nada. É normal (ríe), porque os nenos son boísimos e guapísimos, non por min, senón porque saen á nai», confiesa.

Tras nacer los niños decidió trasladarse a Verín, y allí estuvo, compartiendo la crianza con el abuelo materno de los pequeños. Hasta que el pasado septiembre optó por volver hacia la costa. Y eligió Moaña porque allí viven varios de los artistas con los que colabora habitualmente, «e porque aquí había unha familia que xa me coidaba os nenos cando eu tiña que traballar, así que a zona gustábame», cuenta. Asegura que su Rúa natal también le gusta, pero se ha quedado un poco parada, dice. Y ahora junto al mar disfrutan de un clima menos extremo del que hay en Valdeorras o Verín. «Isto está moi ben para traballar e para vivir», relata. Los niños se adaptaron muy bien al cambio, con la entrada en la guardería hasta que a mediados de marzo tocó quedarse encerrados en casa. De cómo es el día a día con dos niños en casa cuenta mucho la canción Todo o día na casiña, en la que cualquier progenitor con pequeños se verá fácilmente reflejado.