Una cámara pilló «in fraganti» al dueño de la cocaína oculta en un garaje cuando fue a cogerla

A última hora de la mañana del pasado sábado el juez en funciones de guardia de la capital ourensana ordenaba el ingreso en prisión preventiva de un hombre acusado de un delito de tráfico de drogas, tras habérsele incautado medio kilo de cocaína, valorada en 33.000 euros. Se cerraba así la primera fase de un caso que se había iniciado unos días antes, cuando los propietarios de un garaje de la ciudad llamaron a la comisaria de Policía asegurando que habían encontrado un extraño paquete de color azul en un agujero que alguien había hecho en un lateral de la puerta, y que ellos encontraron casualmente, cuando trataban de abrirla.

Así las cosas agentes del grupo de estupefacientes se trasladaron hasta uno de los sótanos de un edificio de la avenida de Zamora, donde recogieron el extraño paquete, que según se comprobó contenía cocaína. Tras pedir autorización judicial, se colocó una cámara frente a la persiana del garaje y se dejó de nuevo el paquete en el sitio, ya sin la droga, con la intención de localizar a su propietario. Horas después el sospechoso fue grabado mientras recogía la bolsa, y su arresto tuvo lugar casi de inmediato. Resultó que el traficante vivía en ese mismo edificio y tenía su plaza de garaje al lado de la que eligió como escondite, fallido, para la droga.

Pese a que el acusado negó dedicarse al tráfico ante el juez, este sospecha que se trata de demasiada cocaína para el autoconsumo, por lo que lo envió a prisión. Tampoco tuvo en cuenta las alegaciones de su defensa, que aseguró que en la cárcel podía contagiarse su cliente de covid-19. El juez cree, por el contrario, que los controles médicos que se hacen en prisión serán «beneficiosos» y reducirán ese riesgo.

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