Volveremos

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

Santi M. Amil

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo primero es lo urgente y lo importante. Pero hay cosas importantes que se acaban haciendo urgentes. Lo primero en esta crisis fueron las vidas. Ahora, la gente que tiene que sobrevivir. Estuvimos pendientes, todos a una, de las muertes y de los contagios. Ahora nos toca poner el foco, además, en los que por mucho que se empeñen no son capaces de ver la luz -porque nadie les ayuda a hacerlo- al final del túnel. Hay vidas que ya hemos perdido pero no podemos permitirnos (no pueden hacerlo quienes tienen el mandato ciudadano de tomar las riendas) que otras muchas, muchas más, queden marcadas. Hay que cuidar en la uci, sí, pero también hay que pensar en la rehabilitación. Y no me refiero al hospital.

Cuando volvamos a la normalidad -signifique lo que signifique eso- tenemos mucho trabajo por hacer. ¿Estamos preparados? ¿Están preparadas las administraciones? A nivel local, ¿se han puestos al día las licencias aprovechando esta situación para que todo esté listo el primer día de la era D. C. (después del coronavirus)?, ¿están ya establecidas las líneas de ayuda anunciadas o se chocarán sus beneficiarios con el muro de la burocracia?, ¿hay alguien pensando en cómo reorganizarlo todo para que la máquina no se pare todavía más?

También debemos hacer algo los que tenemos la suerte de estar trabajando, sea en casa, de forma quizás incómoda pero segura, o fuera, más expuestos pero más vivos. Somos unos afortunados y tendremos que ayudar a quienes siempre han estado a nuestro alrededor cuando podamos volver a estar cerca. Porque aunque he pensado mucho en las víctimas mortales, en los enfermos en los hospitales, en las familias que no pueden despedir o acompañar, tampoco me quito de la cabeza a los que llevan ya seis semanas mano sobre mano, desesperándose, sin poder abrir las persianas de sus negocios. Ellos, como los demás, han sentido miedo frente al covid-19 pero ahora el temor es a la gestión del covid-19. Y, de nuevo, no me refiero al hospital.

No valdrá de nada que nos hayamos empeñado en salvarnos la vida para que ahora algunos tengan que sacrificarla. Y los responsables deben hacer honor a su nombre. No es más que su obligación.

Tengo la sensación de no poder hacer nada. Pero a la vuelta el café doble será donde Martina, el pincho donde Jose y Moisés, las mechas donde Ana y la manicura donde Marina, los libros donde Pilar, las cenas de sábado donde Julio, las cremas donde Marga o los juguetes donde Natalia. Volveremos.