«Desde el 14 de marzo no he descansado nada; ya no sé ni en qué día de la semana vivo»

Marta Vázquez Fernández
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Santi M. Amil

De organizar carreras a repartir comidas, medicinas y pantallas; así es ahora el día en Protección Civil

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Al pie del cañón, un día sí, y otro también». Así es ahora la vida de Manuel Fernández, técnico de Protección Civil y responsable de esta agrupación en la ciudad de Ourense. Durante décadas, y salvo situaciones puntuales, el trabajo de este equipo se ha centrado en la organización de operativos para eventos multitudinarios, planes de seguridad para carreras o procesiones religiosas, pero todo eso cambió desde el 14 de marzo. En realidad, desde unas horas antes. «El día 13, por la tarde, empezamos con el cierre de todos los parques de la ciudad; estuvimos hasta la noche colocando cintas en los recintos infantiles y a partir de ahí ya nada fue igual que antes», cuenta Manuel. Apenas unas horas después se activaba el estado de alarma, que desde entonces mantiene confinada a la población, y comenzaron las llamadas telefónicas para participar en reuniones con los distintos representantes municipales. Había que afrontar una situación inédita y la colaboración de Protección Civil iba a ser un pilar fundamental. «Lo primero que nos encargaron fue repartir comidas a domicilio, empezamos con tres al día y ahora ya hacemos 44», asegura. Además de eso, van a los domicilios de personas que no pueden salir de casa, porque tienen problemas de movilidad o han dado positivo en covid-19 y están en cuarentena, y les hacen la compra, tanto de comida como de medicamentos. «Recogemos en los domicilios la lista de las cosas que necesitan y la tarjeta sanitaria, les compramos lo que precisan y se lo llevamos a casa», cuenta el profesional, que asegura que cubren cada día una media de diez servicios de ese tipo.

Eso por la mañana. Las tardes, por lo general, las dedican los voluntarios al reparto de las mascarillas que se fabrican en La Molinera. «En esta semanas hemos entregado ya unas seis mil pantallas, sobre todo en hospitales, farmacias y residencias», asegura Fernández, que explica que este material de protección se fabrica bajo demanda.

A mayores, en las primeras semanas dedicaron muchas horas del día a acudir a los centros educativos públicos, ahora cerrados, para recoger el material de limpieza que hubiera en cada uno y trasladarlo al centro de mando instalado en la delegación provincial de la Xunta. «Recogimos lejía, mascarillas y productos desinfectantes para que se los entregaran a municipios en los que no tenían», relata.

La planificación, clave

Así las cosas, Protección Civil llega cada día a más de un centenar de destinos dentro de la capital ourensana, con un parque móvil de cuatro coches y un equipo de dieciséis voluntarios, repartidos en dos turnos. «Con una buena planificación, se puede hacer el trabajo perfectamente, e incluso podríamos aún llegar a más si las circunstancias lo precisan», garantiza el responsable de este grupo.

Y es que la organización es clave en este nuevo escenario. «Yo entro al trabajo cada día, a las ocho, y para cuando llegan los voluntarios, a las nueve y media, ya está todo previsto; las mañanas las centralizamos en el reparto de comida y alimentos, y las tardes para la entrega de pantallas», asegura.

¿Y cómo está la moral tras seis semanas? «Hay que mirar en positivo», advierte, y matiza: «Nunca pensamos que algo así pudiera llegar a suceder, pero hay que afrontarlo. Yo desde el 14 de abril no he descansado nada, ya no sé ni en qué día de la semana vivo, pero tanto yo como el resto de compañeros lo llevamos bien porque tenemos la satisfacción de que estamos ayudando a la gente; nos los agradecen y eso reconforta mucho», sostiene. También en casa cuenta con el apoyo de su familia «aunque cada vez que llego salen corriendo», ríe. Y lamenta no poder atender a quienes le piden que vayan a felicitar cumpleaños: «No damos más».