Pasión familiar por el fútbol sala

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

CEDIDA

Manolo Arias y su hija María recuerdan desde el confinamiento su esfuerzo para practicar deporte

20 abr 2020 . Actualizado a las 18:08 h.

Vila Nova de Cerveira, Vigo y Ourense, un trayecto que terminó por aprenderse de memoria Manolo Arias Álvarez (Sober, 1967). Y es que a este profesional del ramo de la automoción le pareció bien apoyar la incipiente pasión de su hija, María Arias Rodríguez (Vigo, 1996), la cual acababa de descubrir el fútbol sala, entregándose a la propuesta del Cidade de As Burgas.

«A mí siempre me había gustado el fútbol y María probó primero con un equipo de niños de fútbol once, pero después le gustó mucho más el fútbol sala. Como ella se comprometió a no descuidar los estudios, a mí me pareció que valía la pena el esfuerzo para que practicara deporte y me hacía en aquellos tiempos unos mil y pico kilómetros por semana», recuerda Manolo. Y es que él mismo recogió el testigo que le lanzaron en el club ourensano, donde también entrenó a niñas de la base, para terminar como delegado del primer equipo, con el paso de los años.

Hoy en día, desde su obligado confinamiento, María reconoce que le cuesta pasarse tanto tiempo sin recuperar su actividad física normal, pero tiene claras sus prioridades: «Lo primero ahora mismo es la salud, es cierto que quizás nos beneficiaría como equipo que se cancelara la temporada, pero ya bajamos una vez y volvimos al año siguiente. Lo cierto es que me parece complicado reanudar la competición si el estado de alarma se prolonga mucho más, porque tampoco podemos ponernos en riesgo. Aunque todas hacemos ejercicio en casa, nos costaría recuperar la forma física y después también estaríamos en contacto con mucha gente».

Aún volcada en un deporte que le ha exigido tanto, la joven jugadora del Burgas fue capaz de terminar Magisterio y confía en encontrar pronto su primer trabajo. El deporte le ha servido también para compaginar esfuerzos: «A veces me costó mucho mezclar estudios y fútbol sala, pero hemos ido consiguiendo objetivos. Por fin tengo el título y, en el club, reaccionamos a un descenso con otro éxito importante, aun que quizás regresamos demasiado pronto, porque aún somos una plantilla muy joven La filosofía del club es la de apostar por la cantera y da igual si subimos o bajamos».

Una línea maestra con la que también está muy identificado el mismo Arias Álvarez, que siempre le dio una notable relevancia al hecho de que su hija practicara deporte: «Nunca la amenacé con quitarle el fútbol sala si suspendía. De hecho, tuvo algún problema para superar la Selectividad, pero se esforzó un poco más y logró aprobarla a la siguiente oportunidad. Es importante que aprendiera a superar obstáculos. Debutó en Primera con 14 años, por lo que incluso nos sancionaron, pero tiene una importante trayectoria deportiva, siempre en la máxima categoría, con una única temporada en segunda, al mismo tiempo que terminaba su carrera».

Manolo, como su hija, es otro defensor acérrimo de los valores que defiende el Cidade: «Le dan la oportunidad a niñas muy jóvenes, porque además trabajamos con ellas desde muy pequeñas. Y aún así, logramos estar muchos años en la misma categoría que equipos como el Burela o el Poio, que tiran de talonario todos los años».

Y María va por el mismo camino, porque a la vez que se asentaba como una jugadora destacada en la Primera División, llamando incluso la atención de varios ojeadores, también aunó su vocación de formadora con su pasión por el fútbol sala, participando en la organización del campus veraniego del club con la Fundación Florencio Álvarez o en sus propias categorías inferiores: «Me gusta trabajar con las niñas, como lo hicieron conmigo cuando era más joven. Este año estoy con el equipo prebenjamín, junto con Nahir y Aroa, me encanta ver lo bien que lo pasan».

Y es que tanto Manolo como María son dos figuras que calaron desde el inicio en un club que cuenta con pocas personas llegadas desde fuera de Ourense, pero se integraron en una idiosincrasia muy particular, basada de modo decidido en la apuesta por la cantera. El engranaje verdiblanco sigue en marcha.

«Desde la grada creo que no se nota cuál de las jugadoras es mi hija»

Manolo Arias acumula ya varios años en el cuadro técnico de Manolo Codeso: «Comencé llevando las estadísticas y aunque sigo contabilizando minutos y partidos jugados, mi trabajo no me dejó tiempo para hacerlas tan completas como antes. Intento ser frío, aunque puedo alterarme como cualquiera, pero diría que desde la grada creo que no se nota cuál de las jugadoras es mi hija». Una cuestión que comparte a medias María: «Se pone muy nervioso a veces, porque es de los que más vive el club. Eso sí, se preocupa aún más por mí». Sin duda los Arias son verdiblancos hasta la médula.

Quiénes son

El padre. Manolo Arias Álvarez nació en Sober, al sur de la provincia de Lugo. Su profesión lo llevó a Vigo, donde reside mientras trabaja en el departamento de calidad en una factoría del ramo de la automoción, en la fronteriza Vila Nova de Cerveira. Los fines de semana son para el fútbol sala y el Cidade de As Burgas, donde es delegado, después de haber desempeñado otros cometidos.

La hija. María Arias Rodríguez mezcló desde muy joven sus entrenamientos en el Cidade de As Burgas con sus estudios de Magisterio, que ya ha concluido. Debutó en la primera División del fútbol sala femenino con solo 14 años y también hizo ya sus pinitos como entrenadora dentro de la estructura verdiblanca. Pese a su juventud, ya acumula un brillante palmarés, con una década en la élite nacional.