«En Peggy Records hubo quien conoció a su pareja buscando el mismo disco»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Carlos Álvarez cerrará la emblemática tienda de vinilos a finales de abril para embarcarse en la venta de discos por Internet

02 mar 2020 . Actualizado a las 22:39 h.

Es una despedida pero no un adiós. Este año se cumplen 25 desde la publicación del Alta Fidelidad de Nick Hornby y 20 desde que el libro saltó a la gran pantalla. Y en Ourense, el santuario de la venta de vinilos por antonomasia, Peggy Records, encara su recta final de la venta física tras tres décadas de supervivencia. Sin embargo, el proyecto se mantiene vivo, porque los encargos y ventas a particulares se realizarán ahora por Internet.

Carlos Álvarez, el propietario, anunció este lunes el próximo cierre del local a través de las redes sociales. Calcula que será a finales de abril, pero los enamorados de su aventura ya tenían noticias previas del cambio. Antes de que Carlos subiese la verja por la mañana, Jesús Doval ya estaba esperándole. Su adolescencia transcurrió entre discos y aún recuerda cuál fue uno de los primeros que compró: «Era del músico norirlandés Gary Moore, que tocaba blues».

Doval tiene 48 años y Álvarez aún recuerda verle entrar por la puerta de Peggy Records siendo apenas un chaval. Para los imberbes que se dejaban caer por allí, la música no era únicamente una afición. También se trataba de un punto de encuentro a inicios de los años 90. «Al enterarme de que echaban el cierre me llevé un chasco y es un disgusto importante. Desde que cumplí los 18 iba todas las semanas y en Peggy hice muchos amigos. Era como un bar, pero en vez de vender cañas allí tenías discos», cuenta Doval.

Carlos echaba este lunes la vista atrás para hacer balance de su vida tras el mostrador. Técnicamente solo cambia eso, porque el sello seguirá vivo. Y él también, porque el desgaste de estos años al frente del local le hizo reflexionar. El año pasado, la idea de esta transición dulce hacia su jubilación ya se le pasaba por la cabeza. «La venta física está desapareciendo y yo ya estaba trabajando una parte del negocio en online», dice. Pero además, quiso recuperar algo de tiempo libre.

«No ha sido un sacrificio. Esto ha sido muy divertido y una aventura maravillosa», cuenta. Desde un bajo familiar en Cudeiro, continuará con ella. Cuando empezó con Peggy junto a su socio en los inicios, Luis, se apoyaron en un poderoso motor: la ilusión de crear un negocio en la juventud. «Y estos últimos años, aunque eran distintos, fueron muy agradables, porque venía mucha gente que ama la música de verdad. En otros momentos me encontré con un gran volumen de afluencia y eso llegó a impedir que pudiese dar todo el trato personal que el cliente se merece», indica.

El adiós por redes sociales

Carlos aludía a la sorpresa de los seguidores de Peggy Records cuando se enteraron de la noticia en Facebook e Instagram. En cierta manera, fueron sentimientos encontrados y también un hasta luego. «Los clientes habituales lo sabían desde hace tiempo y es cierto que, ahora, con la clausura de la tienda física, hay personas a las que dejas de ver», comenta Carlos.

Esa cercanía, pese a que el contacto se realizará ahora por ordenador, no parece que vaya a perderse. Álvarez guarda en la agenda de su teléfono a los clientes y usuarios más habituales del local, porque 30 años de recorrido dan para mucho. Para debatir sobre géneros, grupos y el porqué de las separaciones de los hermanos Gallagher, pero también para hablar de la vida. Del amor y las rupturas, e incluso de aquel día que se cruzó en tu camino la que ahora es tu pareja. «En Peggy Records hubo quien la conoció buscando el mismo disco y quedando solamente uno», dice Carlos.

En ese sentido, para él ocurre algo parecido. La edad del pavo de Carlos quedó marcada por la aparición del London Calling de los británicos The Clash. «Para mí, cuando era joven, todo flotaba alrededor de la música. Y ellos no eran solamente eso, porque sus letras llevaban implícita una carga ideológica y política de protesta», explica. El tema salió en el año 1979 y comenzó a escucharse uno más tarde, como la bisagra hacia un cambio de época. En Peggy, sin embargo, solo muda su caparazón. Porque como canta el uruguayo Jorge Drexler, «nada se pierde, todo se transforma».