«Los abogados somos el muro para frenar al ciudadano ante los tribunales»

Marta Vázquez Fernández
MARTA VÁZQUEZ OURENSE / LA VOZ

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Esperanza Fernández Iglesias cree que en la provincia hay sitio para todos los profesionales, pero critica los bufetes «low cost»

01 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El colexio da avogacía de Ourense afronta una etapa de continuidad. El pasado diciembre los colegiados escogían la candidatura liderada por Pilar López-Guerrero, de la que forma parte, como vicedecana, Esperanza Fernández Iglesias. Nacida en Ourense en 1966 esta mujer compagina su despacho con el trabajo colegial, en el que se centra en el turno de oficio. El tiempo libre es para su afición, el Taekuondo, en el que compite de forma profesional.

-¿Hoy en día un abogado se puede especializar?

-No es lo mismo ejercer la profesión en una ciudad como Ourense que, por ejemplo, en Madrid. Yo quizás allí no sobreviviría, pero aquí un despacho individual puede hacerlo perfectamente porque ves que la gente lo que busca es la confianza, que seas franco y que no los engañes ni les des falsas esperanzas. Yo lo que más llevo son casos de familia. Es un tema que me gusta a pesar de que, en el caso de los divorcios, hay una descarga emocional fuerte entre los cónyuges que es difícil gestionar.

-El papel del abogado, ¿va más allá en este tipo de asuntos?

-A lo largo del procedimiento te conviertes en confidente, en amigo, casi. A lo largo de tu vida es muy difícil que no tengas que acudir a un abogado, aunque no quieras. Ya no digo a efectos preventivos, para asesorarte; pero luego no te queda otra, para defender tus derechos, porque es muy raro que en toda tu vida tus derechos no se vean mermados, o bien por la administración o por el vecino. Debería haber un abogado de cabecera y esto es algo que ya se está haciendo, se cuenta con un mismo profesional para cualquier problema, sea a la hora que sea.

-Y los bufetes «low cost», ¿son un amenaza real?

-Es posible que haya compañeros que se vean afectados, yo no. Siento desconfianza hacia esos despachos, porque una cosa es abusar en los precios, y otra trabajar por debajo de lo que te exige tu dignidad; el abogado es un profesional que se prepara, que ha tenido que formarse durante años y eso la persona de a pie, el ciudadano, tiene que saberlo. Y una cosa es no abusar de los precios, y otra trabajar con tarifas irrisorias. Y yo desconfío de quienes pasan esos precios irrisorios por su trabajo, porque mal lo pueden hacer. ¿Qué te van a explicar en una consulta telefónica? A mi me llaman mis clientes y siempre les digo que me tienen que traer los papeles, porque no hay nada general, cada caso es concreto y exige estudio y ver la documentación con detalle.

-No les ve futuro, ¿entonces?

-Todo lo malo, tarde o temprano, cae. Un cliente puede acudir a esos despachos y para mala experiencia le llegará con una, y al final volverá al de siempre.

-¿Cree que hay demasiados abogados en Ourense?

-Hay muchos abogados, pero creo que hay campo para todos

-Lleva muchos temas de familia, que se sustancian en el juzgado más colapsado de la provincia...

-El retraso en esa sala ya está enraizado de tal manera que ya no es que obedezca a un problema puntual, sino que está ya cronificado y es difícil solucionarlo, salvo que se cree otro juzgado. El de refuerzo, con un juez y tres funcionarios, está ahí, pero yo el retraso lo sigo viendo.

-Pero, ¿de cuánto retraso hablamos? Ponga un ejemplo...

-Un divorcio de mutuo acuerdo que se presentó a finales de septiembre, se ha admitido a trámite en enero. Eso es mucho tiempo.

-¿Y cómo se toma eso el cliente?

-A veces vienen y te preguntan por esos divorcios exprés, y tú les tienes que explicar que eso en Ourense no existe, porque el juzgado está saturado y tiene mucho trabajo. Al final los abogados somos un muro de contención, frenamos. ¡Tú imagínate si el ciudadano tuviera que ir directamente a los tribunales, eso sería una bomba de relojería!

-¿Crece la litigiosidad entre las parejas que se separan?

-Hay de todo. Sigue habiendo gente que intenta por todos los medios llegar a un cuerdo con su cónyuge por el bien de sus hijos y quien, conociendo sus derechos, y si no cede la otra parte, los hace valer ante los ciudadanos. Veo tan elogiable una posición como la otra.

«Somos un grupo individualista, pero cuando nos atacan nos unimos como una piña»

-¿Cómo afronta esta nueva etapa en la directiva del colegio?

-Este tiempo es muy ilusionante. Ya nos conocemos y pese a que la junta está formada por gente muy diferente, hay mucha unión y eso nos ayuda a hacer mejor el trabajo. En mi caso, pretendo seguir dando visibilidad al turno de oficio, para que la ciudadanía siga conociéndolo, y también reivindicar que la administración se tome en serio las demandas del colectivo.

-Se habla del abogado como profesional individualista. ¿Lo es?

-En la campaña se decía que había desafección por el colegio, y yo en esto tengo una opinión. La profesión de abogado exige muchísima dedicación, muchas horas, y dejas al margen el colegio. Pero ojo, cuando hay un problema serio, como fueron las tasas judiciales, las asambleas están a tope. Somos muy individuales porque la profesión lo exige, pero a la hora de la verdad somos un colectivo unido, cuando nos atacan, hacemos piña. Somos como un gran familia.

-¿Qué proyectos hay en la mesa?

-Muchos; queremos centrarnos en la innovación tecnológica para el colectivo, en poner en marcha una nueva página web, implantar la sede electrónica y fomentar la labor social, realizando actividades que nos permitan acercar la justicia al ciudadano. También nos interesa mejorar la formación a los abogados: los de oficio, por ejemplo, tenemos que actualizarnos continuamente y son los colegios los que costeamos la formación, cuando debería hacerlo la administración. En el turno de oficio, pretendo seguir dando visibilidad a este servicio, para que la ciudadanía siga conociéndolo, y también reivindicar que a los compañeros que realizamos ese trabajo se nos retribuya económicamente de una forma digna, y por todos los trabajos. Vamos a seguir luchando.