En la lareira de Castor siempre es entroido

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Domínguez tiene una casa llena de ropa vieja en la que todo el que va a Vilaverde puede disfrazarse

06 mar 2020 . Actualizado a las 16:48 h.

«Desde pequeno me gustou o entroido», confiesa Castor Domínguez, que a sus 70 años sigue sin perderse una fiesta en Vilaverde. Residente en Vigo, en entroido vuelve al pequeño pueblo de Melón para disfrazarse y también para impulsar que los demás lo hagan. «Eu só colaboro», dice, pero colabora mucho.

Desde hace unos 22 años, el lunes organiza un cocido en su lareira por el que pasan más de un centenar de personas (en un pueblo donde a diario no son más de 50 residentes). «Collen unhas vinte e tantas ou trinta persoas, así que a xente vén por tandas. Mentres uns comen, os outros esperan», relata. Él mismo es de los primeros en ponerse a la mesa, sobre las ocho de la tarde, y después se encarga de servir a los demás. Es el momento de degustar un cocido (que además será su única comida en ese día) que comienza a preparar a las once y media de la mañana. El suyo lleva berzas -«nada de grelos nin repolo», apunta-, y habas -«o cocido de toda a vida non leva garavanzos, que os garavanzos aquí non se dan», puntualiza-. No faltan tampoco la cachucha, el lacón, la panceta y los chorizos (de carne y de cebolla).

No siempre fue cocido. Algunos años innovó con callos o carne ao caldeiro, pero la gente pedía cocido. «Cando rematan de cear mándoos para o centro social, que é onde poñemos música, para que fagan algo de gasto no bar. E despois sobre as catro da mañá, a xente volve por aquí, e quere caldo. Por iso me piden que faga cocido, porque así a última hora veñen polo caldo para quentar a barriga», relata.

El de Vilaverde es un entroido tradicional de verdad. «Non se sabe se é máis vello o entroido ca o pobo», dice Domínguez sin dejar lugar a dudas. Y para los escépticos, señala que el investigador Emilio Araúxo escribió un libro sobre el entroido de Vilaverde. Y añade más: «Mina nai ten 95 anos e recórdao de sempre». No ha cambiado mucho el entroido en casi un siglo, según cuenta. En Vilaverde para vestirse de entroido se usa ropa vieja. La gente tira de desván para buscar qué ponerse, o se va a la casa de Castor a buscar un traje. No a la casa en la que él vive, sino a una cercana que heredó hace años y que utiliza para guardar montones de ropa que los vecinos pueden usar libremente. «A xente entra alí buscar con que disfrazarse», explica. Hay quien en el mismo día pasa por el improvisado guardarropa varias veces para cambiarse de disfraz según van pasando las horas.

Domínguez se encarga de lavar la ropa de un año para otro. Y también de tirar la que ya no sirve, y de ir añadiendo otra nueva. Cuenta que en Vigo conocen su afición por el entroido, así que son varios los amigos que cuando tienen ropa para reciclar se la mandan en bolsas a Castor para que renueve su fondo entroideiro. A él le gusta más así. Cuenta que ya hay quien llega a Vilaverde disfrazado con trajes comprados, pero eso no le agrada. No es la tradición, señala. «Agora hai quen é máis de deseño, ou de ir aos chinos... pero aquí sempre se usou roupa vella que había polas casas», cuenta. Este año él usó la ropa que le trajo una sobrina. «Chegou cuns vestidos da avoa, así que collín un. Como non teño buratos nas orellas, os pendentes tívenos que pegar cun celo; e despois pinteime», cuenta. De fondo se escucha la expresión de sorpresa de su mujer al verle ya disfrazado. Y después, risas.

Cuatro días de fiesta

El entroido de Vilaverde empieza el sábado -aunque tradicionalmente era del domingo al martes- y se prolonga durante cuatro jornadas. «O día grande é o martes, que é cando nos xuntamos cos de Barcia, o pobo do lado; pero a gran troulada é o luns», cuenta. Es el día del cocido, el pinchadiscos y el festivo del día siguiente, así que no hay que madrugar. Además, el lunes se escenifican los entremeses, que son coplas que los vecinos se lanzan unos a otros. «Estábase perdendo, porque non hai moita xente nin moito tempo para ensaiar; pero este ano ensaiaron moito», apunta. El martes es cuando cogen los entroidos de paja y los suben en el carro que llevan hasta Barcia. También hay entroidos que dejan en varios puntos del pueblo.